25 | Sorpresa doble 🔞

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Digan presentes, doñas:

Advertencia +18 en este capítulo


❝ Sorpresa doble ❞


27 DE NOVIEMBRE DEL 2022

BARCELONA, ESPAÑA

ANHELI

Aprieto la mandíbula con fuerza mientras mantengo los puños a cada lado de mi cuerpo. Mi vista se encuentra nublada por las lágrimas que no me permito derramar y el nudo en mi garganta no me deja respirar tan sólo por el hecho de tener a mis padres frente a mí.

Mis papás. Mis padres biológicos.

Los dos se encuentran igual o peor que yo, pero aún así no les dejo acercarse a mí. Mantengo la mirada en el hombre que se hizo pasar por mi guardaespaldas. Lo tuve tan cerca todo el tiempo. Mis ojos van hacia la mujer mayor que demuestra su similitud física conmigo y esta vez ya no aguanto el hecho de empezar a sollozar.

—No los quiero ver ahora —espeto en un tono cortante pero no dejo que mi voz salga temblorosa— No permitiré que cambien todo lo que he logrado hasta ahora.

—Aneka...

—Anheli —le aclaro a esa mujer— Mi nombre es Anheli.

—No sabes el peligro que corres en el camino de ese hombre.

—¿Realmente crees que no lo sé? —pregunto, logrando una risa irónica.

—Todo lo que hicimos hasta ahora fue para-

—Váyanse —musito entre dientes.

—No queremos que-

—¡Quiero que se vayan! —grito, exaltada.

El tono de mi voz los sobresalta y es Amelia quién intensifica su llanto. Se lleva una mano a la boca para sopesar sus sollozos pero me obligo a no sentir lástima por ella. El recuerdo de todo lo que sufrí en mi infancia cruza por mi mente y sé muy bien que no es culpa de ellos, pero no hay manera que no los envuelva en todo ese sufrimiento.

—No puedo tenerlos cerca ahora. Por favor —digo la última palabra casi en una súplica y es Ángelo —o André, quién sea— el que asiente a mi petición, sujetando a Amelia por los hombros.

—Sólo espero que puedas perdonarnos a pesar de haber hecho lo posible por cambiar esta historia —masculla antes de dedicarme una última mirada.

Me quedo en silencio y con la mandíbula temblando, diviso como empiezan a caminar hacia la salida de la propiedad Ortega. Inhalo y exhalo de manera pausada para calmar mis ganas de echarme a llorar e intento tranquilizar los fuertes latidos de mi corazón debido a la situación.

Trago saliva quitando aquel nudo en mi garganta y con el dorso de mi mano limpio una pequeña lágrima traicionera que ha bajado por mi mejilla. Peino un poco mi cabello y alzo la mirada para que no vuelvan a salir más lágrimas.

Como si nada hubiese sucedido, vuelvo al interior de la mansión. El perro de Rodrigo es el que me recibe en la entrada y no se oyen muchos pasos al interior debido a que aún es muy temprano. Por lo menos lo es en un domingo.

Juego un rato con Buddy y me acerco a la cocina para terminar lo que estaba haciendo antes de que Amelia intentara hablar conmigo. Corto los pequeños trozos de fresa y los coloco proporcionadamente en los tres tazones que hay frente a mí, en un detalle más decorativo.

Olvidando sus reglas #2 © | ✔ (Versión 2022)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora