¿Así de Fácil?

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—¿A qué viene tu buen humor conmigo? —Preguntó ella remojando constantemente sus bolsitas de té en la taza. Ella estaba sentada en su escritorio con las piernas cruzadas y la espalda recta. Yo estaba con ella intentando convencerla de que me dejara sacar a Daniela y a su hermano juntos, pero seguía sin saber cómo hacerlo.

—Solo quería ser amable contigo, ¿No puedo? —

—Cariño, cada vez que tú y yo tenemos una interacción siempre es por un debate. —Le dio un sorbo a su taza. Su mirada estaba encendida en curiosidad. Yo no dije nada. —Y presiento que esta también lo será, ¿Qué necesitas? —

—Daniela... —

—Siempre es Daniela. —Dijo con una sonrisa burlona. —¡Oh! ¡Daniela! ¿Daniela lo quiere?, ¡Pues aquí lo tiene!, ¡Daniela! —Empezó a recitar de una forma poética para hacerme reír.

—Mamá... —

—Perdona, es que así te miras. —Suspiró recostando un poco su espalda en la silla y mirando una fotografía familiar que tenía en su escritorio. —Me recuerdas a tu padre. —

—¿Por qué? —Pregunté con curiosidad. Además, mi padre era un buen punto para mí y mis permisos.

—Porque él movía tierra y cielo por mí. —Una sonrisa melancólica salió de su rostro, sus líneas de expresión se dejaron ver y pude ver un atisbo de la que era mi madre. 

—Pero es que no es lo mismo. —Intenté continuar. Ella arqueó las cejas con ironía.

—¿Esto que vas a pedirme es sumamente necesario para la vida de Daniela?, porque tú no hacías nada por absolutamente nadie y ahora hasta haces citas ilegales en el área de la escuela por ella. —Preguntó haciendo que casi me atragante con mi té.

—Pero no fue ilegal porque todo el mundo estaba afuera. —

—Pero nada, ahora dime qué es lo que tu queridísima amiga Daniela quiere. —Contestó colocando su taza en el escritorio y prestando toda su atención a mi respuesta.

—Pero primero déjame explicarte el contexto para que entiendas por qué es importante todo lo demás. —Dije un poco irritada ya.

—Apresúrate, hija. —Ladeó la cabeza un poco. Me acomodé mejor en la orilla de la silla para acercarme también, si hay algo que puedo hacer es intimidar con la mirada así que necesitaba todas mis herramientas si quería sacarlos a los dos al mismo tiempo. 

—Tú sabes lo difícil que fue para mí salir del clóset, cómo luché contra todos desde una edad muy temprana e incluso contra ti. Todo el bullying que recibí, la primera vez que me rompieron el corazón y tú ya sabes el resto. —Ella frunció un poco el ceño. —No sé si te enteraste del número que se montó el hermano de Calle. —Asintió con la cabeza. —Lo que sucede con él es que también es gay, Calle me lo confesó... —

Terminé contándole con detalles la vida del hermano de Calle porque así lo requería la situación, ojalá Calle no se moleste conmigo por esto pero es que es una buena causa. Al final de la historia ella se volvió a recostar en la silla con su taza en la mano y suspiró. Mientras tanto yo maquinaba mi mente para refutarle los posibles argumentos que iba a darme para no autorizarme el permiso.

—¿Cuándo? —Le dio un sorbo a su té.

—Mañana. —

—¿Sólo al campo de tiro y ya? —Le dio un sorbo a su té. Asentí. —Bien. —

¿Habré escuchado bien?

—¿Cómo has dicho? —Pregunté dudosa.

—Está bien, llévatelos. —Dijo haciendo un movimiento con su mano derecha para decirme que podía irme. Yo me levanté con una sonrisa que ni si quiera intenté ocultar y me acerqué a ella dándole un abrazo muy corto pero sincero. Ella se tensó y lanzó una pequeña risa de sorpresa. 

Don't Lie [Caché]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora