Don't Lie [Caché]

Basta de Hablar

Advierto que el capítulo está un poco subido de tono.

Poché estaba babeando.

Solo abrí mis ojos al despertar y eso fue lo primero que vi, fuera de parecerme muy gracioso, también me pareció la cosa más tierna del mundo. Así que me encontraba acostada frente a ella a las 8 de la mañana observando cómo babeaba toda mi almohada. Respiraba profundamente y sus ojos estaban totalmente cerrados, ella en realidad estaba cansada ayer.

Luego de unos minutos observándola ella despertó, como si se hubiera sentido que alguien la estuviese observando, me observó un par de segundos intentando enfocar la mirada e intentando recordarse del por qué estaba aquí. Yo le sonreí y ella me sonrió de vuelta, aún sin darse cuenta que había babeado. Bajé la mirada un segundo a su baba, seguía intentando reprimir sonrisas burlonas pero algo me delató, Poché abrió demasiado sus pupilas y se tocó un lado de la boca aún sin dejar de verme y comenzó a ponerse tan roja que exploté en carcajadas.

Tuve que sentarme para intentar calmarme mientras ella volteaba la almohada e intentaba excusarse.

—¡No te rías! —Gritaba ella y me empujaba el hombro. —Estaba muy cansada, no pude controlarlo. —Decía entre dientes mientras se restregaba la esquina de los labios con el dorso de la mano. Yo tomé un respiración profunda intentando calmarme. —¿Ya? —Me giré a verla bien.

—Ya. —Contesté acostándome de nuevo viendo cómo ella seguía mi ejemplo. Sin ningún miedo o algún tipo de arrepentimiento me atreví y pasé mi mano por su mejilla acariciándola con mi pulgar, ella me miraba con toda la atención del mundo. —Buenos días. —Hablé. Ella le dio un beso rápido a la mano que le acariciaba. 

—Buenos días. —Ella contestó acercándose a mi rostro, cerré los ojos para esperar el beso que nunca llegó, el sonido de la puerta deslizándose a un lado hizo que nos separáramos un poco.

—Oh, lo siento. —Habló Carlos, tenía dos bowls en sus manos con sus respectivas cucharas. Poché estaba enfadada, lo presentía. Carlos nos dio una sonrisa muy amigable. —¡Hoy está delicioso el desayuno! —Dijo dejándolos en la mesita de noche de al lado. 

—Gracias Carlos, ¿Te puedes ir? —Dijo Poché de una manera un poco soez. Yo le empujé el hombro. Carlos rió, me agradaba que no se lo tomara personal.

—Discúlpala Carlos, está un poco enfadada porque la vi babear. —Hablé yo, haciendo que Poché enterrara su cara en la almohada murmurando cosas que no entendía. Carlos se rió bastante.

—Bueno, ¿Me aseguro de que no entre nadie? —Me preguntó arqueando las cejas, todo en otro sentido. Sentí mis mejillas arder, pero asentí sin que Poché mirara. 

Me moría por tocarla.

Carlos se fue y estirando la cabeza con esfuerzo pude notar que se colocó frente a la puerta de espaldas. Sí estaba cuidando que nadie chismoseara. Así que Poché se giró quedándose frente a mí, viéndome fingiendo tristeza, sacando su labio inferior demás y juntando un poco las pobladas cejas que tiene.

«Dios mío, es demasiado guapa haciendo pucheros.»

—Es que estaba muy cansada. —Murmuró. Permanecimos en silencio unos momentos. Intentaba buscar algún tema de conversación en mi cabeza para intentar coquetear con ella, pero ¿Cómo se coquetea con una mujer?, ¿De qué se habla?, necesitaba saberlo. Hubiera seguido intentando buscar algún tema, pero Poché sonrió de una manera tan jocosa que me hizo saber que ella ya sabía qué estaba intentando hacer.