Don't Lie [Caché]

Ventom 2

Logramos llegar al auto rompiendo la puerta de metal que nos bloqueaba el paso. —Poché. —Le habla Johan en mitad de la calle. —¿Podrías manejar? —Ella asiente y camina hacia él agarrando las llaves del auto de sus manos. Evité su mirada cuando pasó junto a mí.

Esta mañana cuando desperté ella seguía dormida. Su pecho subía y bajaba tranquilamente, su brazo estaba al rededor mío aún sosteniéndome contra su pecho. Me sentí tranquila unos momentos hasta que la avalancha de recuerdos me atacó regresándome esa presión en el pecho que parecía hacerse cada vez más fuerte. Me separé un poco de ella para despertarla pero me detuve.

Poché también había llorado.

Se le notaba.

Y la presión se hacía más grande.

Terminé levantándome y yéndome hacia la oficina donde encontramos la nota. Cerré la puerta y suspiré intentando reprimir otra oleada de lágrimas. 

Una vez dentro del auto nos fuimos. El punto era llegar al puente que conectaba con Chessire, eso fue todo lo que entendí del plan. Todos se pusieron de acuerdo para que yo y Poché estuviéramos al frente, Poché reclamó misteriosamente que me fuera atrás por mi propia seguridad, pero hicieron caso omiso de su reclamo. 

El día estaba despejado, estaba muy caro y el cielo muy azul. Hacían contraste con la ciudad en la que estábamos. Vidrios por todas partes, unas estatuas partidas a la mitad, escombros en la calle, edificios tapiados, quemados o con vidrios rotos. Me sentía una historiadora observando las ruinas antiguas de civilizaciones pasadas. También tenía una sensación de estar siendo observada durante la mayor parte del trayecto. El incómodo silencio del auto me decía que no era la única.

—Me estoy sintiendo increíblemente atrapada. —Habló Poché. Nadie dijo nada. El silencio seguía siendo el mismo. —¿Hay otro lugar por el que podamos pasar? —Preguntó desacelerando. 

—Rodear la ciudad era una opción desconocida. —Habló Carlos. 

—¿Daba lo mismo? —Agregó a la discusión Carina. —Para mí que nos hubiéramos escabullido entre los edificios. —

—¿Por qué no lo dijiste antes? —Preguntó Poché. 

Incluso yo me sentí molesta por Carina. Ni se molestó en contestar.

Entonces empezamos a escuchar gritos de ayuda. Era un hombre a unos 30 metros de distancia, había salido de algún lado. Poché frenó de lleno. 

—Ayudémoslo. —Le dije a Poché. Ella miraba al frente con seriedad. —Puedo ayudarlo. —

—Puede ser una trampa. —Dijo Carlos mientras escuchaba que cargaba su arma. 

—¡Se mira herido! —Dijo Julián. Yo asentí, el hombre se acercaba cojeando y parecía tener sangre en el lado derecho del pantalón. Miré a Poche, miraba hacia el frente con las manos apretadas en el timón.  Frunció las cejas.

—Cinturón. —Dijo mientras pisaba el acelerador haciendo que el hombre frenara. Me colocqué el cinturón mientras miraba como el hombre dejaba de cojear y sacaba una pistola de su pantalón y comenzaba a dispararnos. 

1

2

Y se lanzó a un lado. Comenzaron a salir más personas en las calles con bates y armas. Todos en el auto empezaron a dirigir a Poché como si ella no mirase la calle. Daba un giro en alguna Calle y estaba bloqueada, tenía que retroceder y seguir. Cerré los ojos escuchando cómo la gente que intentaba dañar el auto estaba siento atropellada por ella. Eran al menos 30 personas persiguiéndonos y disparando.