Solo Nosotras

586 62 8
                                    

CALLE

Era el séptimo día en el que me encontraba en una habitación que no conocía. Me abracé los brazos cubiertos por mi playera de manga larga, tenía frío. 

¿Dónde estaba Poché?

Tenía ropa limpia. Caminé para dirigirme a las cortinas que estaban cerradas y las abrí: estaba en un segundo nivel y estaba nevando, habían dos personas caminando en la calle recubierta de nieve y estas tenían dos rifles, me alejé de la ventana. Si quebraba el vidrio y saltaba cayendo de forma correcta podría escapar, pero no podía dejar a Poché, tenía que saber dónde estaba. Caminé hacia la puerta para intentar abrirla pero como el primer día: tenía llave. Pero al menos tenía que intentarlo. Me senté en la cama vacía pensando en que Poché iba a estar bien, intentaba mantener la calma porque no podía quebrarme si quería ayudarla, si quería sobrevivir. La puerta hizo un ruido extraño y luego se abrió dejando ver a la Presidenta y a un hombre alto, delgado y con el pelo un poco largo. 

«Maldita, mil y un veces.»

—Tienes la mejor vista de todos los cuartos. —Me dijo la Presidenta con sus manos detrás de la espalda deteniéndose a unos pasos de mí. El hombre pálido me miraba de arriba a abajo, como inspeccionándome. —Bueno, qué descortés de mi parte. —Se hizo a un lado y miro a el hombre. —Daniela Calle, él es Jarkov y es líder de un grupo en contra del gobierno, pero estoy segura que ya los conoces. —Lo presentó con un tono divertido.  

«¿Qué hace ella aliándose con sus enemigos?»

—Hola, Daniela. —Me dijo él con una sonrisa que parecía amigable.

—¿Y Poché?, ¿Seamus? —Le pregunté a ella ignorando totalmente al hombre. 

—¡Cierto! Debes tener un problemón eligiendo, ¿No? —Me sonrió de forma divertida y no revelé ninguna expresión. Ella se aclaró la garganta. —Poché está trabajando en alguna parte del pueblo y Seamus debe estarse drogando por allí. —

Honestamente pensé que me iba a sentir mal por Seamus, pero no fue así. No sé por qué seguí engañándome con la idea de que él regresaría a ser la persona que yo conocí.

—¿Cómo que Poché está patrullando? —Pregunté confundida. La Presidenta se acomodó un mechón de cabello detrás de la oreja.

—¿Se refiere a la enana demente? —Le preguntó Jarkov a ella. 

—Bueno, Calle. —Me habló ignorándolo también. —Tenemos una radio que podría conectar con las Lucirénagas, si somos personas civilizadas podríamos llegar a un acuerdo que nos beneficie a amb—

—Lo haré. —La interrumpí. —Pero tienes que dejar en paz a Poché y ella tiene que estar conmigo. —La Presidenta parecía estarlo pensando.

—Bien, pero vas a tener que esperar un tiempo antes de verla, vas a tener que probar que estás de nuestro lado, estará lista en unos días así que te avisaremos cuando tengas que hablar con ella, pero Calle. —Me señala con el dedo como amenazándome. —Si intentas escapar la mataré. —Me amenazó y no dije nada. —De verdad la mataré y ya no te queda nadie. —Finalizó dándose la vuelta y saliendo por la puerta junto a Jarkov, el cual me despidió con la mano y una sonrisa amigable.

Por el bien de mi corazón fingí no haber escuchado nada. 

POCHÉ

—Es que son inmensos, me encantan. —Me decía Julián. —¿Sabías que los elefantes pueden reconocerse en un espejo? —Estábamos sentados en una banca que no conocía frente a un árbol gigante. en un edificio que parecía hecho de cristal. Estaba muy animado hablándome sobre datos de animales, como usualmente hace cuando estamos solos.

Don't Lie [Caché]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora