Don't Lie [Caché]

Juicio Nublado

16 HORAS ANTES

Salí caminando del edificio con mi humor por los aires, me sentía realizada después de esta mañana. Eran a penas las 11 y mi día ya estaba en su máximo nivel de felicidad. Tanto que me percaté que estaba tarareando una melodía alegre. Me alegraba que mi energía estuviera a tope, pero debía concentrarme en sacarnos de aquí. 

Así que después de tomarme una ducha-en realidad estaba tomando todas las duchas disponibles porque no estoy segura de cuántas tomaré cuando salga de aquí- me dirigí a la cafetería en busca de Julián. Estaba parada cerca de una de las primeras mesas que miras cuando entras a la cafetería, lo buscaba entre todos con mi capucha puesta y mi cabello escondido. Por su altura pude ubicarlo en una mesa comiendo con un grupo de personas, parecía que estaba molesto y el resto del grupo reía. Me acerqué entre la gente para intentar escuchar un poco y ver si podía llevármelo un momento. 

—Y dice que son amigos, ¡Ja! —Decía uno de sus compañeros. —¿Sí sabes que Poché solo habla con chicas? —Habló otro de pelo rubio. —Además cuando se de cuenta de lo realmente tonto que eres va a pedir un cambio, perdiste el examen final del entrenamiento tres veces. —Dijo una chica. Me estaban haciendo enfadar. Julián puede ser un chico bobo y demasiado noble como para contestarles como se debe, pero es una persona muy hábil.

—Celeste, lo perdí porque quería entrar a los 14 años. —Respondió él. —Además ese examen tú no lo has ganado todavía. —Le contestó Julián. Me reí un poco en silencio y me acerqué a la mesa, aún no habían notado que estaba allí primero porque había cola para la comida. 

—No puedes compararte con ella Julián, Celeste es una chica. —Le contestó de vuelta el chico rubio antes de darle una mordida a su burrito. 

—Yo también soy una chica y lo gané a la primera que me dejaron hacerlo. —Me acerqué lo suficiente para que me notaran atrás de Julián mientras me quitaba la capucha, todos me miraron en silencio y Julián sonreía. 

—¡Hola! —Me dijo Julián girando el cuerpo para verme, su mano se agitó con emoción un segundo. —Me sorprendiste. —Todos nos miraban atentos. Celeste estaba roja.

—Sí, lo siento por eso. —Le coloqué una mano en el hombro. —Es que hoy estoy sola, ¿Me acompañas a almorzar? —A Julián se le iluminaron los ojos de una buena manera, una manera segura. Parecía como si sus amigos se hubieran desvanecido pero simplemente ya no podían decir nada más.

Y en realidad no tenía hambre, pero eso les daría en el orgullo a esos envidiosos chicos.

—¡Claro! —Me contestó mientras se paraba. —Yo tampoco he almorzado porque no quería hacer la cola, te acompaño. —

Ellos nos vieron irnos sin decir nada, lo presentía. Julián me siguió a un lado de la barra, parecía confundido.

—Hola Karlota. —Le dije a la cocinera que estaba dando los burritos de hoy, era una señora de unos 45 años que antes cocinaba las escuelas. Hacía comida muy rica y yo le agradaba.

—Hola niña. —Me saludó. —¿Por qué no estás haciendo cola? —Dijo colocándose las manos en la cintura y ladeando un poco la cabeza, era una señora muy expresiva. 

—Tenemos que salir a patrullar ya. —Le conté. Ella asintió y sin decir más nos dio dos burritos y dos bolsitas de plástico con refresco adentro. Le agradecí y salimos de la cafetería.

—¿En serio saldremos a patrullar? —Preguntó confundido. Lo miré apretando los labios y sin expresión en los ojos. Él entrecerró los suyos. —Mentiste... —Su mirada me causó gracia.