Capítulo 28 - parte II

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Capítulo dedicado a todas las que aún creen en #Cluis. Denle mucho amor❤ 

Clara

Cuando llegamos al jardín donde estaba el resto de las personas, solté la mano de Beto por instinto. De inmediato, él se giró hacia mí y me miró, primero con confusión y luego con un toque... No sabría decir si molestia o decepción.

El resto de la banda estaba al tanto de sus sentimientos hacia mí y quizá sospechaban que era recíproco, pero no me sentía lista para admitir nada en frente de los demás.

De todas maneras, me di cuenta luego de que no hacía falta disimular nada, que Beto y yo podíamos besarnos en medio de aquel lugar y nadie se hubiera dado cuenta. Todos estaban borrachos. Y cuando fui encontrando poco a poco a cada uno de mis chicos, no dejé de sorprenderme.

Al primero que vimos fue a Santi, el cual tenía a Sara acorralada contra una pared y le estaba comiendo la boca como si el mundo se fuera a terminar esa noche.

—¿No deberíamos...? —quise preguntarle a Beto, pero me interrumpió. Desde que le solté la mano le cambió el humor.

—Déjalos, mejor busquemos a los demás.

—Claro, porque entre hombres se apoyan —bufé—. Pero ¿y qué pasa con los sentimientos de Sara? Todos sabemos que mañana Santi la tratará como siempre, lo cual le romperá el corazón.

—Hasta donde entiendo, Sara en una adulta que sabe perfectamente que Santi sigue enamoradísimo de su exnovia y, aun así, te aseguro que debe estar feliz de estar besándolo en este momento. A veces, tienes que dejar que la gente se equivoque y solo estar allí para ayudarlos a recoger sus pedazos.

—No estoy de acuerdo.

Beto se encogió de hombros.

—Bueno, puedes ir a decirles que dejen de besarse y pedirle a Santi que no le haga daño a Sara pero: uno, deben estar borrachos y ni te van a escuchar; dos, ya el daño está hecho y solo vas a interrumpirlos para generar un momento incómodo.

Me crucé de brazos sabiendo que él tenía razón; ya estaban besándose y llegar a interrumpirlos solo empeoraría las cosas. Además, Sara me quitaría el habla si le arrebataba el momento que más había esperado desde que empezó a trabajar con Indie Gentes.

Beto tomó mi silencio como señal de que le daba la razón y seguimos caminando entre un tumulto de personas. No supe cuándo llegó tanta gente. En unos sofás retirados de la multitud estaban Pacho y Miko, pero haciendo totalmente lo contrario a lo que hacían Sara y Santi. Miko estaba sentada y Pacho acostado, con la cabeza en las piernas de Miko. El pelirrojo parecía hablar y ella estaba quedándose dormida. Cuando nos acercamos, Miko nos miró como si Beto y yo hubiéramos bajado del cielo.

—¿Todo bien? —preguntó Beto.

Pacho no dijo más nada y solo abrazó las piernas de Miko, ocultando su rostro en ellas. Lo hizo con mucha torpeza, así que no supe si era que estaba realmente borracho o solo fingía para tocarle las piernas desnudas.

Duiles que si van —murmuró Pacho con la lengua enredada. Sin duda estaba ebrio—. No quro que mi van así.

—Creo que acaba de decir que quiere que se vayan, que no quiere que lo vean así —tradujo Miko. Luego nos miró como si no tuviera idea de qué hacer.

—¿Estabas llorando? —Beto se agachó hasta quedar cerca de su amigo para intentar examinarlo.

—No —respondió Pacho, cortante.

Alternativos © [Indie Gentes #2] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora