Capítulo 23

11.5K 1.3K 1.9K
                                    

Esta es la última actualización del año, y uno de mis capítulos favoritos (tenía ganas de escribirlo desde que empecé la novela). Así que denle mucho cariño🥺️❤️️

Quedó larguísimo pero no podía dividirlo. Así que tómense su tiempo, porque ha muchísima información y pasan demasiadas cosas.❤️️

Estoy: nerviosa por sus posibles reacciones. Disfrútenlo😜


Clara

—Vaya mierda de situación —soltó Nir por lo bajo mientras removía su café—. Maldito Leandro.

Aquella mañana había salido un nuevo artículo de Leandro Rizzo en su página amarillista estoesunquilombo.com, y por supuesto que no nos había caído bien a ninguno. Por suerte lo leí en la oficina y no frente a los chicos, porque no tenía idea de cómo los enfrentaría ahora. El grupo de WhatsApp era un caos, entre las burlas y chistes de Pacho y Santi, el silencio de Beto, la molestia de Luis y Led... Era la primera vez que hablábamos tanto por allí.

Además, había caído en el peor momento posible porque después del mediodía tendríamos una reunión importante con todo el equipo de marketing y luego con SML, por lo que intuía que aquel sería un punto en la reunión.

Nir y yo todavía no habíamos hablado sobre Beto —mucho menos sobre la situación con Luis—, porque durante el lunes y el martes nos cayó un montón de trabajo y apenas nos dio tiempo para respirar. Pero ese miércoles Nirvana no me dejó escapar de la situación. Me citó a un café cercano de la oficina y hasta pidió mi preferido, lo cual me hizo darme cuenta de que sí prestaba atención a las cosas que hacía y decía.

—Tienes dos opciones —dijo. Me miró con firmeza, echó su cabello castaño claro hacia atrás, y frunció los labios. No estaba molesta, pero no necesitaba estarlo para lucir atemorizante—: o me dices todo lo que está pasando o asumiré lo peor. Y con «lo peor» me refiero a que te acuestas con Beto y tienes algo con Luis. Es decir, que te acuestas con el demonio y coqueteas con el ángel. Como mujer no tengo nada malo que decir al respecto, pero como tu jefa estoy a punto de perder la paciencia.

—Beto y yo no nos hemos acostado —contesté de inmediato, con las mejillas calientes.

—¿Hablas en términos definitivos o añadirás el «todavía»? Ya sabes, «Beto y yo no nos hemos acostado todavía». Porque necesito irme preparando psicológicamente para las consecuencias.

Suspiré.

—Nir, yo...

—Antes de que me digas la verdad a medias o me mientas, seré honesta contigo: me da igual tu vida sexual o amorosa, y no lo digo para parecer odiosa. Tú sabrás con quien te acuestas o de quién te enamoras. Solo me preocupan dos cosas, y la primera es el trabajo. Representas una complicación innecesaria en la vida de Beto, y no quiero que él se desconcentre por problemas de amor. Tampoco quiero que él te rompa el corazón y luego no puedas concentrarte en tus labores, eso afectaría tu desempeño y, por ende, el desempeño de la banda en el entorno digital. ¿Me hago entender?

—Sí. —Asentí con pesadez—. No voy a mentirte, Nir. Cuando llegué a casa de los chicos no estaba interesada en Beto; poco a poco he ido desarrollando sentimientos hacia él. Pero no tienes de que preocuparte, él está con Mily y si no la ha dejado hasta ahora, no creo que lo haga ya.

Los hombros de Nir se relajaron y al ver mi expresión, la suya se suavizó.

—Entonces ya se besaron. —No era una pregunta sino una afirmación llena de seguridad. Asentí—. ¿En Colombia?

Alternativos © [Indie Gentes #2] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora