Capítulo 04 - parte I

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Holaa, mis flanes de coco. Hoy hay doble actualización. El capítulo 4 me quedó MUY largo, así que lo dividí en dos. Cada uno de más de 3mil palabras. Espero que les guste y que compense la demora (particularmente la parte 2 es la que me emocionó muchísimo).


CLARA

Los nervios me consumían y estaba en todo mi derecho.

Después de ver a Alicia siendo tocada por otro hombre que no era mi hermano —y ser testigo de cómo ambos parecían disfrutarlo, denotando además por su forma de mirarse que no era la primera vez que lo hacían—, ella intentó acercarse a mí para preguntarme qué había visto. No hice amenazas, no le dije lo que había visto en específico, no le di advertencias, en principio porque ni yo misma sabía cómo procesar la información que había recibido, y porque no sabía cómo decírselo a mi hermano sin romperle el corazón.

—Vine a ver a Matías Ponce.

—¿Tiene cita?

Miré a la recepcionista con una ceja enarcada.

No necesitaba cita para ver a mi hermano, mucho menos en la firma jurídica de mi familia. A pesar de que Mati rechazó todos los ofrecimientos de mamá para trabajar allí de manera fija, de vez en cuando asistía en algunos casos penales que le interesaran. Como era todo un Ponce Alighieri, hasta le habían dado una oficina que él pudiera usar «cuando quisiera».

De una manera u otra él trabajaba en la firma de la familia, solo que prefería negárselo a sí mismo.

Observé a la chica, no sería mucho mayor que yo. Era bastante alta y se notaba a leguas que el tono negro de su cabello era artificial —además de opaco—, de la misma manera en la que su ropa o era de segunda mano o la había venido usando por demasiado tiempo ya. Lucía un poco nerviosa y dado que no la había visto antes, asumí que era nueva.

—Es mi hermano, no creo que importe si pedí cita con él o no. De todas maneras, si necesitas cumplir con algún tipo de formalidad, marca la extensión de su oficina y notifícale que su hermana menor está acá.

—Sí, señora. Perdón, señorita. Lo siento, es mi primer día.

Se nota.

La joven hizo lo que le pedí mientras la miraba con los brazos cruzados, cosa que empeoró sus nervios. Solo esperé allí porque tampoco quería hacerla sentir mal, y cuando me dio el visto bueno para buscar a mi hermano me apresuré a recorrer pasillos de mármol haciendo eco con mis tacones hasta llegar a mi destino.

Mati me estaba esperando de pie aunque recostado de su escritorio, con su cabeza ladeada y una mirada llena de curiosidad.

—Esto es una novedad, pero no diré que no me agrada —comentó, dedicándome una sonrisa.

Lo abracé y le planté un sonoro beso en la mejilla.

—Sé que debí avisarte, lo siento. Es solo que no quería que le dijeras a Alicia que vendría a verte hoy.

—¿Está todo bien? —Se acercó a su teléfono y marcó un botón para pedirle a la recepcionista que descubrí que se llamaba Margarita dos tazas de té—. ¿Por qué Alicia no debería saber que estás acá? No me digas que estás embarazada.

—Por supuesto que no estoy embarazada —respondí con mi ceño fruncido—, y espero no estarlo en un buen tiempo. Vine a hablarte de algo mucho más grave.

Mi hermano se sentó en su silla de cuero negro que, para qué negarlo, le hacía ver bastante imponente. Por mi parte me debatí sobre si era prudente sentarme también. Sabía que estaba por darle una noticia que requeriría bastante empatía y tacto, por lo que traté de relajar mi cuerpo y sentarme frente a él. Sin embargo, Mati me conocía bien. Dedujo que no había venido para ganarme el premio a la hermana del año sino por algo mucho más complicado y confidencial.

Alternativos © [Indie Gentes #2] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora