Capítulo 20

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¡Sorpresa!❤️️ Les traje el siguiente hoy para darles las gracias por cómo recibieron el capítulo de ayer. Son lo más❤️️

Estoy: nerviosa. Espero que disfruten este capítulo.


Clara

Una vez llegamos a la habitación decidí darme una ducha a pesar de que mis piernas amenazaban con no responder de nuevo.

Había sido una semana muy larga en la que apenas había dormido. Cuando no estaba trabajando, estaba estudiando. Y aun cuando estaba trabajando, escuchaba podcasts de marketing para ir sumando conocimientos. En casa casa la paz no duraba mucho porque si no estaban Luis y Beto ahí, llegaban poco después y casi siempre acompañados por Pacho y Santi, lo cual no solo me impedía dormir tranquila, sino que Pacho se había empeñado en enseñarme a tocar la guitarra, así que cada vez que me veía «desocupada», me entregaba una guitarra y me hacía continuar las lecciones.

Como si aquello fuera poco, ese viernes habíamos madrugado para llegar a Bogotá en la mañana y desde entonces no habíamos parado. A veces me quejaba de que me hacían trabajar demasiado, pero al ver cómo Sara, Nir y Led se esforzaban, me daba cuenta de que no era algo hacia mí. El trabajo era demandante y punto. Solo tres cosas me hacían continuar: el cheque que cobraría al final de mes, mis ganas de superarme, y que todos convertían el ambiente en algo ameno y divertido.

Pero esa noche... Esa noche había perdido la cabeza por completo.

No solo me tatué por primera vez, les enseñé mis pechos al resto del equipo, me emborraché un poco en frente de mis jefes, le pregunté a Beto si quería tocarme el tatuaje —aunque si quería tocar más, tampoco me molestaría—, sino que además, había estado a punto de besarlo en múltiples ocasiones. Me habría gustado culpar al alcohol, no obstante, no era solo un impulso de borracha. Había luchado toda la semana contra las ganas —aunque en el hogar infantil hubiera cedido a mis instintos—. Estaba perdiendo la cabeza. Y toda mi moral, además.

Cuando llegamos a la habitación, pensé que dándome un baño podría salir de tantos pensamientos indecorosos. Necesitaba deshacerme de ellos. Al salir de la ducha, me reí al escuchar los ronquidos de Sara; puede que fuera pequeña, pero sonaba como un oso gigante. Me puse un pijama y estuve lista para dormir hasta que se me ocurrió revisar mi celular.

Tenía mensajes del grupo de Maju y Marina, la mayoría eran sobre una serie que ellas estaban viendo —envidiaba su tiempo libre—. En adición, Maju me había escrito por privado para preguntarme por Santi. Esa semana me había explicado sus motivos para terminar con él y aunque una parte de mí la entendió, la otra se molestó ante sus formas.

Lo había hecho por teléfono porque sabía que si lo hacía en persona, él le insistiría para continuar y ella jamás podría decirle que no porque seguía y seguiría enamorada de él. Le había terminado porque los celos de Santi hacia ella estaban fuera de control, a un punto en el que ni siquiera se sentía cómoda en la relación, por más amor que le tuviera.

Aunque yo no criticaba sus motivos, me parecía bajo que lo hiciera mediante una llamada. Si se tienen los ovarios para dejar a una pareja que amas y que te ama, entonces tienes que hacerlo de frente, no por la espalda. Yo había terminado con Diego aunque siguiera enamorada de él, y lo había hecho de frente. Entendía el dolor, pero eso no era excusa para ocasionarle mayor daño a la otra persona.

Suspiré y me pregunté qué estaría haciendo Beto. Las cosas entre nosotros estaban alcanzando un punto difícil en el que sabíamos que había química entre ambos, mas todo alrededor lo hacía complicado. Era prohibido estar juntos y tal vez por esa razón me entraron unas ganas gigantescas de escribirle.

Alternativos © [Indie Gentes #2] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora