Capítulo 25

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Muchas gracias por esperar, son increíbles.❤️️

Este capítulo contiene escenas +18.

Luis

Había estado con algunos chicos antes, pero con ninguno había sentido tanta adrenalina como la que experimentaba en ese momento.

Dejamos mi coche en el estacionamiento de su edificio y una vez llegamos al ascensor, volvimos a besarnos. Me sentía libre mientras lo hacía. Y puede que en realidad no fuera libre, porque lo que estábamos haciendo era a escondidas del mundo y no podría revelárselo a nadie —al menos casi nadie—, sin embargo, aquellos labios tenían la capacidad de hacerme sentir elevado, emocionado. Mi corazón latía con fuerza, en especial cuando entramos a su departamento y no nos detuvimos para que él me explicara la distribución o me diera una apropiada bienvenida. Creo que en algún momento intentó ofrecerme agua, pero he de admitir que era yo quien actuaba como un animal hambriento. Hacía mucho tiempo que no estaba con otra persona que me gustara tanto.

Corrección, nunca había estado con alguien que me gustara tanto. Beto jamás me había correspondido; los chicos con los que había estado solo me hacían sentir bien de una forma física, y mis sentimientos hacia Clara no eran de ese estilo.

Max era la combinación perfecta entre una personalidad que me fascinaba, una atracción física de la que no podía escapar, y un intelecto que me invitaba a escucharlo durante horas.

—¿Estás bien? —preguntó, jadeante.

Alcanzó el interruptor de la luz con dificultad y cuando logré verlo, sonreí al notar sus mejillas rojas y sus labios hinchados.

—¿Por qué no lo estaría?

—Pareces un ninfomaníaco que no ha tenido sexo en días, pensé que ni siquiera estabas respirando.

—Disculpa mi falta de modales. ¿Pongo un poco de música clásica para que te sientas más cómodo? Traje mis velas aromáticas también —bromeé, recordándole nuestro encuentro en la fiesta de Icónica.

—Siempre y cuando no sean de vainilla. —Sonrió y me dio un beso mucho más suave y lento antes de tomarme de la mano y mostrarme su departamento.

Bueno, no había mucho que mostrar, era de un solo ambiente y estaba hecho mierda.

Estábamos junto a una pequeña cocina donde reposaban algunos platos y ollas sucias. Al fondo del lugar había una cama de dos plazas cuyas sábanas no estaban tendidas y en una pared lateral había un televisor fijado. Junto a la cama había un escritorio vintage con un montón de libros viejos, una computadora moderna y un micrófono profesional. Las paredes estaban decoradas por afiches de bandas de rock y repisas llenas de libros intelectuales que no identifiqué. Al parecer Max no era de los que compraban novelas en las librerías, sino textos académicos. En un rinconcito había un teclado musical y una guitarra, lo cual me resultó sorpresivo porque no sospechaba que fuera músico.

Inspiré hondo y traté de no fijarme en lo sucio y desorganizado que estaba todo.

—No pensé que te atreverías a venir —admitió Max, yendo hasta su nevera y sacando una botella de vino—. De haberlo sabido, me habría esforzado en acomodar.

—No te preocupes, ni siquiera me había fijado en eso —mentí.

Sonrió y se acercó con dos vasos que estaban, para mi sorpresa, limpios. Vacío la mitad de la botella de vino en ambos vasos, y chocó el suyo con el mío antes de darle el primer sorbo.

—Bienvenido a mi humilde morada —murmuró—. No es la gran cosa pero no traigo a cualquiera.

—Vaya, qué honor. Nadie nunca había sido tan romántico conmigo.

Alternativos © [Indie Gentes #2] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora