Capítulo 39

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Recuerden que hoy estoy subiendo 3 capítulos. Así que si no leyeron el 38, devuélvanse ❤

Beto

Odiaba la ropa «formal». Odiaba las corbatas, los zapatos incómodos, y hasta usar reloj en la muñeca. Pero cuando se está enamorado, hay sacrificios que deben hacerse.

Estábamos en uno de los restaurantes más lujosos y caros de Buenos Aires y, aunque estaba vestido como solía hacerlo para eventos importantes, sentía que no encajaba allí. Matías había organizado un almuerzo con sus padres en el cual me presentarían a la familia. Habíamos adelantado la boda y solo quedaban pocos días para que Clara y yo nos casáramos, así que la introducción con los Ponce era necesaria. No era muy fanático de la idea, en especial cuando conocía todo lo que ella había sufrido por culpa de sus padres, sin embargo, si aquel encuentro era importante para Clara, entonces lo era para mí.

También debía admitir que estaba nervioso. Procuré no demostrarlo porque Clara estaba al borde del colapso, pero yo no hacía más que sudar frío. Me acordé de Pacho cuando me dieron ganas de ir al baño.

—¿A qué hora les dijiste, Mati? —preguntó Clara por cuarta vez.

—A las dos de la tarde.

Eran las tres y cuarto.

Al principio pensábamos que solo se habían retrasado, pero mientras más esperábamos, más nos dábamos cuenta de que no llegarían. Era claro el mensaje: no querían conocerme ni estaban de acuerdo con que Clara y yo nos casáramos. Por mi parte, podía vivir con la idea. Pero mi clarito de luna lucía bastante desolada.

—No sé por qué esperaba algo diferente —soltó ella con un hilo de voz—. Tal vez la historia de Luis reencontrándose con sus papás y recuperando su relación me hizo creer que sucedería lo mismo con los míos. Ya veo que no es así.

—Puede que les haya surgido algo a última hora —dijo Matías.

Todos sabíamos que no era así, y que él lo decía para hacerla sentir mejor, cosa que no funcionó.

—Ni siquiera han contestado mis llamadas. Es como si no existiera para ellos. Me voy a casar, ¿sabes? Es importante para mí que... —Se detuvo, tragó saliva con fuerza y limpió una lágrima que se le escapó—. Desde que era pequeña, siempre había imaginado el «gran día» como uno mágico. Llevaría un vestido bonito, me acompañarían mis mejores amigas, estaría con el amor de mi vida, papá me llevaría al altar, luego mamá estaría conmigo en la fiesta dándome consejos maternales...

—Tendrás todo lo demás —le dije—. Estarás rodeada de gente que te adora, llevarás un vestido que solo comprobará que eres la mujer más bella del mundo, el amor de tu vida estará a tu lado todo el tiempo... Bueno, soy el amor de tu vida, ¿no? ¿O soy un poco egocéntrico por asumirlo?

Por primera vez desde que llegamos al lugar, sonrió.

—Claro que lo eres, tonto.

—Y si papá no te acompaña al altar, pues lo haré yo —se comprometió su hermano, haciendo que ella dejara salir el resto de sus lágrimas. Matías tomó su mano—. Tendrás una boda de cuento de hadas, todos nos estamos asegurando de eso.

Era cierto. La organización de la boda no había caído solo sobre nosotros; nuestros amigos habían tomado parte activa y cada quien estaba poniendo un granito de arena para que el día fuera perfecto. Era la primera boda de alguien de Indie Gentes y todos estábamos emocionados. Hasta nuestras fans estaban ilusionadas con la idea —aunque unas semanas atrás parecían odiar a Clara—.

Alternativos © [Indie Gentes #2] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora