Capítulo 34

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Luis

Quería desaparecer.

Era como si todo a mi alrededor comenzara a transcurrir en cámara lenta y un pitido atormentara mi audición. Sabía que uno de mis amigos estaba hablando porque sus labios se movían, pero no era capaz de escuchar nada. Apenas sentía el celular en mis manos con un video.

Un video que estaba al alcance de todo el mundo. Un video que arruinaba por completo mi vida privada, mi libertad de escoger cómo, cuándo y dónde decirle a los demás todas las cosas que había ocultado por miedo durante toda mi vida.

Intenté avisparme, reaccionar. No podía solo quedarme ahí congelado.

Mis tres mejores amigos también tenían sus celulares en las manos con el mismo video reproduciéndose. Es que podía escuchar mi voz y la de Max desde cada uno de los dispositivos. Lo único que quise hacer en ese momento fue llorar de la impotencia.

Santi lanzó el teléfono al sofá y se acercó a mí con expresión preocupada, pero yo no estaba listo para responder ninguna de sus palabras de aliento. No quise fijarme en la expresión de Pacho, muchísimo menos fui capaz de mirar a Beto a la cara. ¿Y si se daba cuenta en ese momento de todos los sentimientos que le había reservado?

Me puse de pie de inmediato y corrí hasta encerrarme en el baño. No podía enfrentarlos, no estaba listo. Me senté en la tapa del inodoro, apoyé los codos en las piernas y me cubrí el rostro con las manos, avergonzado hasta de mí mismo. ¿Qué pensarían mis padres si lo veían en las noticias? ¿Andy se decepcionaría? ¿Max me odiaría por hacer que su vida privada ahora fuera pública? ¿Nuestros fans nos cancelarían por culpa de mis mentiras?

Era mi culpa. Había sido mi idea hablar con Max en un sitio más privado en casa de Mica. Había sido mi iniciativa besarlo porque no aguantaba más las ganas. Incluso él me dijo que no tenía problema en llevarlo lento, sin necesidad de exponernos en casa de Icónica con periodistas al acecho. Por Dios, él me lo advirtió y aun así quise demostrarle que podía, que lo deseaba en todas sus facetas y estaba listo para dar un paso más. Había sido mi idea coger ahí mismo porque necesitaba sentirlo de esa forma.

El problema era que no quería asumir las consecuencias de mis acciones. No me sentía capaz de salir de ese baño, ni en ese momento ni nunca. ¿Cómo demonios enfrentaría a mi banda, a mi mánager, a la discográfica, a los periodistas, a nuestros fans, a mi familia, a Max?

Santi tocó la puerta varias veces diciendo que todo estaba bien, que saliera para que habláramos, pero él no era capaz de entender que nada estaba bien. Mucho menos cuando no paraban de llegarme mensajes al celular: de Andy, Clara, Nirvana, Led, Max... Hasta Kleiman, el dueño de la discográfica, estaba intentando llamarme. Decidí abrir solo el mensaje de la otra persona afectada por aquel video de mierda.

Max: dónde estás? puedo llegarme a cualquier sitio ahora mismo.

Yo: Estoy encerrado en el baño de Santi.

Max: imagino cómo debes sentirte pero lo último que debes hacer es aislarte o alejarte de tu banda. vi cómo te aprecian, y en este momento los vas a necesitar más que nunca.

Yo: No voy a poder mirarlos a la cara. Qué voy a decirles?

Max: no tienes que explicar nada, y el video no deja mucho espacio para explicaciones de todas formas. sal de ahí y solo deja que te apoyen.

Max: no estás solo, y nunca lo has estado.

«No estás solo, y nunca lo has estado».

«Deja que te apoyen».

Alternativos © [Indie Gentes #2] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora