Capítulo 11

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Me quedó larguísimo, igual espero que les guste.❤️️

Clara

Dormir en casa de los chicos podía ser difícil e incómodo, comenzando por Gato, quien solía querer reproducirse con mi pierna todas las noches.

Cuando no estaba peleando con él, luchaba con el sofá para encontrar una posición cómoda. Y cuando finalmente hallaba comodidad y paz sin el gato, amanecía.

Sabía que no podía quejarme, me habían acogido sin pedirme nada a cambio y, al menos por ahora, tenía un techo.

Aquella noche no había podido dormir, pero por algo completamente distinto: empezaría a trabajar cuando saliera el sol. No era cualquier trabajo, sino uno en un restaurante. ¿Qué pensarían mis padres si se enterasen de que iba a trabajar en la cocina de un restaurante? Seguramente mi papá iría y me sacaría a rastras. Sabía que Matías no pondría objeciones porque él mismo trabajó como mesero un tiempo cuando se fue de casa.

Suspiré al recordar a mi hermano. Ansiaba ir a verlo y quedarme con él. Mati hubiera entendido todo y de seguro se habría puesto de mi lado. No obstante, el solo recordar nuestra última discusión donde me pidió que madurara y el hecho de que siguiera con Alicia aun cuando le había advertido que lo estaba engañando... No, no podría dormir en el mismo departamento que ellos. Y aunque lo hiciese, pelearíamos constantemente porque no estaba dispuesta a quedarme callada. Así que lo mejor para mi hermano y para mí era permanecer separados.

Escuché una alarma lejos, en el piso de arriba, y supe que ya era hora de levantarme. Luis, que se había mostrado bastante serio e inflexible conmigo, me había prometido la noche anterior que me llevaría al trabajo. Lució muy asustado cuando le pregunté cómo utilizar el transporte público.

Fuera ni siquiera había salido el sol y, aunque no había dormido casi nada, me incorporé y busqué ropa limpia en mi maleta. Escuché pasos en las escaleras y maullidos del gato que empezaba a saludar a su dueño.

—Estás despierta —lo escuché decir, adormilado—. Dejaré el agua del café hirviendo mientras me visto. De igual forma Beto ya está arreglándose también.

Encendió la luz y no pude evitar sonreír cuando lo vi. Lo primero que destacó fue su pelo marrón alborotado, desaliñado y apuntando a muchas direcciones, mientras sus ojos se mostraban arrepentidos de haber encendido la luz. Vestía un pantalón pijama de cuadros verdes y no tenía una camisa encima, exponiendo algunos de sus tatuajes aleatorios en sus brazos, abdomen y pecho. El día anterior me había tocado ver a Pacho y a Santi en ropa interior, así que supuse que si iba a pasar tiempo cerca de ellos, debía acostumbrarme a verlos exhibiendo algunas partes de su cuerpo.

—Gracias. No tienen porqué hacer esto, pero gracias.

—Tenemos que estar en un canal en dos horas, así que igual teníamos que levantarnos temprano. No es gran cosa —contestó, minimizando cualquier esfuerzo por hacerme sentir cómoda. Ya me había acostumbrado, él parecía ese tipo de persona a la que le gustaba ayudar pero evitaba que los demás se dieran cuenta de que era solidario.

Desapareció por el pasillo que conducía a la cocina y terminé de escoger mi ropa. Después de vestirme en el baño y dejar todo listo, me encontré con mis dos compañeros de casa, sentados en el comedor, cada uno con una taza gigantesca de café y ruedas de pan tostado en un plato largo. Me serví y me senté junto a ellos, un poco nerviosa ante todo lo que me esperaba aquel día.

—Buen día, clarito de luna. —A pesar de que parecía querer regresar a su cama con urgencia, Beto me sonrió con toda la energía que pudo acumular.

Alternativos © [Indie Gentes #2] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora