Capítulo 13

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El capítulo es bastante largo. Respiren, porque sé que muchos se van a estresar en dos o tres ocasiones.

Clara

No me importó todo el tiempo que llevábamos sin vernos o si él lo quería. Mi cuerpo, de forma instintiva, recortó nuestra distancia hasta abrazarlo con toda la fuerza que me quedaba.

Diego, siempre tan dulce y receptivo, me abrazó de vuelta. Ni siquiera me hizo preguntas cuando empecé a llorar.

—Lo siento. —Me aparté al cabo de un rato para secarme las lágrimas. Él solo parecía confundido.

—¿Quieres que te invite algo caliente? Esta es la confitería de mis padres. —Señaló el lugar junto a nosotros—. Puedo pedirles que nos preparen algo, además, seguro se alegran de verte de nuevo. No lo hacen desde nuestra graduación.

—No —contesté de inmediato—. Sé que tus papás son muy amables, precisamente por eso terminarán preguntándome cómo he estado y eso es algo que no deseo responder ahora.

Diego frunció el ceño y torció los labios. Supe que estaba debatiéndose sobre si era prudente que él me lo preguntara. Exhalé con cansancio, guardando las manos en mi abrigo para darles un poco de calor, sintiendo la necesidad de contarle lo que me había sucedido. Después de todo, verlo allí me brindaba una profunda sensación de hogar; me sentía como la misma adolescente que disfrutaba verlo en los recreos y que se emocionaba con cada beso que me daba. Él siempre me había transmitido seguridad y confianza, así que por ello le di un resumen de mi vida.

Supe que prefería que lo habláramos en la confitería de sus padres pero me rehusaba a entrar, así que me escuchó con atención allí en la acera, como dos compinches que tenían años sin verse —no estábamos muy lejos de serlo, la diferencia recaía en que era mi ex—. Cuando terminé, él solo asintió.

—Recapitulemos —dijo—. Alicia está engañando a tu hermano, tú trataste de advertírselo y se pelearon porque no te creyó. Luego tu novio te engaña con tu mejor amiga...

—Compañera de clases —corregí—, mis mejores amigas son y serán Marina y Maju.

—Tu compañera de clases. Eso hizo que te pelearas con tus padres porque ellos quieren que sigas con tu exnovio y causó que te fueras a casa de los chicos de la banda de Santi mientras él estaba en España. Y resulta que cuando llegó, Maju terminó con él y no quiere que te quedes con él. —Hizo una pausa y asentí—. ¿Y ahora trabajas en un restaurante para poder salir de la casa de estos chicos? ¿Todo esto pasó en menos de dos semanas?

—Siento que ha transcurrido un año desde que me fui de casa.

Una parte de mí se sintió diminuta al haberle confesado que estaba trabajando en un restaurante. Había pasado de ser Serena van der Woodsen a algo todavía más bajo que Jenny Humphrey.

No era como si me importara demasiado pero estaba segura de que frente a él, yo había perdido todo mi atractivo. Miré las banditas en mi mano, las cortadas en mis dedos, traté de imaginar el olor de mi ropa y lo sudado que estaría mi rostro. ¿Cómo había podido pensar que era buena idea acercarme a Diego en aquel estado?

Su pulgar acarició mi mejilla, sobresaltándome. Levanté la mirada y me encontré con la suya, tierna y empática, acompañada de una pequeña sonrisa.

—Te preguntaría cómo te sientes pero te conozco bien —murmuró—. ¿Quieres ir a mi casa para que nos tomemos un chocolate caliente, o al menos un mate? Tengo un nuevo polvo de cacao que es exquisito. Así también puedo ayudarte a desinfectar mejor esa herida que tienes en la mano. No es gran cosa, tranquila —atajó antes de que me alarmara—, pero tengo vendas en la casa que te servirán mejor que esas banditas.

Alternativos © [Indie Gentes #2] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora