Capítulo 37 - parte II

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Clara

Ese domingo hice ejercicio en la mañana y lloré toda la tarde viendo películas románticas. Estaba muy sensible, pues incluso Love Actually me dejó deshecha. Al final del día, recibí un mensaje de Luis al mismo tiempo que alguien me tocó el timbre.

Luis: Te envié algo. Vístete y ve a esa dirección.

Confundida, bajé hasta planta baja del edificio donde un hombre en una moto me estaba esperando. Me entregó un sobre y se marchó sin decirme nada más. Dentro había un pequeño juego de llaves y, en efecto, una dirección.

Yo: Qué es esto?

Luis: Déjate llevar😉

Dejé la llave en la cómoda de mi departamento, dudando sobre las intenciones de mi amigo. Por un momento pensé que sería algo relacionado con Beto, sin embargo, él no me había escrito en tres semanas, lo cual me dolía cada vez que lo recordaba. ¿Sería una fiesta sorpresa? No, aún faltaba mucho para mi cumpleaños. ¿Era la fiesta de alguien más? ¿Un evento secreto de la banda? Al no saber qué era, no tenía de cómo vestirme.

Luego de meditarlo un poco, me decanté por ropa oscura y unas botas que me quedaban de muerte lenta. Estaba 99% segura que se trataba de algo de Indie Gentes y quería verme acorde a cualquiera que fuera el evento.

Tomé un par de autobuses hasta llegar a la dirección misteriosa. Era un edificio sin portero y una de las llaves que me había enviado abría la puerta principal. Toqué la puerta del departamento 4C, pero nadie me contestó, mucho menos me abrieron. Con los nervios en incremento, probé la llave restante y en un segundo estuve dentro de aquel lugar.

Las luces estaban apagadas, sin embargo, el sitio estaba iluminado por un montón de velas que combinaban con el piso de madera y le daban un toque cálido y tierno. No había muebles, cuadros ni alguna otra decoración, era un departamento vacío. Tampoco había personas dentro. Caminé hasta la sala, escuchando el eco de mis botas y de mi respiración.

—¿Hola?

Tal vez yo fui la primera en llegar. O tal vez Luis se cansó de esperarme.

Una parte de mí, la más ilusa, pensó que Beto saldría de repente detrás de mí y me dedicaría palabras bonitas. Pero nada de eso sucedió. Recorrí el departamento completo y estaba vacío. Solo estaba yo en el centro de decenas de velas. Un ambiente sumamente romántico para una persona que no tenía ni la esperanza de volver a hablar con el amor de su vida. ¿Era una especie de venganza?

Me senté en el suelo y lloré por milésima vez ese día. Claro que Beto no estaría ahí, no me había escrito desde la última vez que estuvo en mi casa. ¿Acaso me perdonaría algún día? Yo tampoco le había escrito, lo cual me hacía sentir culpable. ¿El plan de Luis consistía en llevarme al borde de la desesperación para así escribirle y citarlo a ese sitio tan romántico?

Porque funcionó.

Saqué mi celular, dispuesta a escribirle. No sabía qué le diría, pero estaba cansada del silencio.

Entonces, escuché la puerta abrir y cerrar. No me animé a girarme para ver de quién se trataba, solo me dediqué a secarme las lágrimas. Como si no me estuviera viendo lo suficientemente patética. Dejaron algo en el suelo y escuché pasos en mi dirección.

—¿Estás... llorando? Mierda, todo siempre me sale mal.

Reconocer su voz no me ayudó en nada. Se me fue hasta el ímpetu que tenía de enviarle un mensaje o encararlo. Cubrí mi rostro y empecé a llorar sin consuelo, sintiéndome minúscula y torpe, arrepentida de haber ido hasta allá. No quería enfrentarlo, no sabía qué iba a decirle o cómo reparar las cosas. Cómo repararnos. Había pasado las últimas semanas en una especie de negación, procurando no pensar en él como si esa fuera la solución, evadiendo cualquier forma de enfrentar y superar la situación.

Alternativos © [Indie Gentes #2] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora