Capítulo 16

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Este capítulo me quedó muy largo, pero partirlo en 2 era muy cruel (no digan que no las quiero).

Quería llegar a este punto de la historia desde antes de empezar a escribirla. Vayan por un té, pónganse cómodas y denle mucho cariño al capítulo❤️️


Clara

Había dos maneras de ver aquello:

O que estaba haciendo algo horrible y por eso me ganaría el infierno; o que había pasado por cosas terribles a lo largo de mi corta juventud y al fin la vida me estaba dejando probar un pedacito de cielo.

Como tenía varios tragos encima, decidí verlo como la segunda opción: que merecía un poquito de felicidad. Jamás me dejaba llevar por las cosas que deseaba hacer; había pasado veintiún años de mi vida siendo controlada hasta en el más pequeño aspecto de mi vida, y casi todas las cosas que hacía eran en pro de lo que querían los demás.

Así que en ese momento, con los ojos claros de Beto sobre mis labios, sonreí. Sonreí porque por primera vez estaba siguiendo mis instintos, porque me sentía bien, y porque él deseaba tanto que aquello sucediera como yo.

En lo demás pensaría después.

—¿Te he dicho alguna vez que me gusta mucho cuando me llamas «clarito de luna»? —confesé, con la lengua un poco trabada.

La poca luz que nos iluminaba me permitió ver cómo esbozaba una lenta y seductora sonrisa que me causó un nudo en el estómago y un cosquilleo en el vientre.

—No, jamás me lo habías dicho. En realidad, siempre he pensado que te molesta un poco.

—Y aun así no dejas de llamarme de esa manera. ¿Es algún método de conquista?

—Ser el chico malo pasó de moda, y ser el chico bueno también. Así que me gusta ser ambos: soy dulce el 80% del tiempo y malo el otro 20%. Ah, y muy sexy el 100%.

—Te he observado todos estos días y ya no puedes engañarme. No es posible que seas un chico malo, ni siquiera en un 20%. No está en tu naturaleza.

—¿Estás muy segura de eso? —preguntó en una voz más baja y ronca.

Solté todo el aire que venía conteniendo y me desinflé como un globo. Frente a mí, su rostro permanecía a una distancia prudencial aunque preparado para tomar acción en cualquier momento. Mientras tanto, me derretí con el aroma exquisito que destilaba, que era una entremezcla de colonia con aliento a licor.

—Muy segura —afirmé, aunque el temblor en mi voz me contradijo.

Sentí las yemas de sus dedos acariciar de manera lenta y sutil mis muñecas, para luego emprender un viaje torturador por mis brazos. Aquel contacto me puso la piel de gallina de inmediato y, si antes me había temblado la voz, ahora me temblaban hasta las pestañas. Su rostro se acercó al mío, mas no con intención de un beso. La punta de su nariz rozó mi mejilla y descendió con sumo cuidado por mi cuello, obligando a que recostara mejor mi espalda del árbol que tenía detrás de mí, de lo contrario perdería el equilibrio.

—Quizá tienes razón y no soy un chico malo —susurró—, pero las cosas que deseo hacerte tampoco son aptas para las niñas buenas.

—¿Y quién te ha dicho que lo soy?

Quizá sí lo era, sin embargo, quería dejar de serlo.

Beto suspiró en mi cuello y me embriagó de una abrumadora calidez que despertó cosquilleos, primero en mi estómago, después en mi vientre, y, por último, en zonas que no esperé que fueran a despertar tan temprano. Cerré los ojos y mordí mi labio inferior, disfrutando cómo mi corazón latía con fuerza y furia, con la adrenalina a más no poder. Por fin empezaba a sentirme viva.

Alternativos © [Indie Gentes #2] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora