Capítulo 07

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Flanes de coco. Como dejé en la nota de la parte anterior, edité los capítulos de manera que ahora todos estén escritos en español neutro. Sé que algunas personas no querían este cambio, pero es la única forma de que mis novelas sigan el mismo formato.

¡Espero que les guste el capítulo! :)


Clara

Un pequeño problema surgió cuando, a eso del mediodía, todo el mundo tenía cosas que hacer excepto yo.

Beto y Mily se fueron, esta última parecía debatirse entre si yo le caía bien o mal y la entendía: si yo hubiera llegado a casa de mi novio en la mañana y me encontrara con una desconocida que pasó la noche allí, pues... habría perdido la cabeza.

Por su parte Pacho salió después de recibir una llamada un poco extraña y tras la cual se sonrojó un poco. En pocas palabras: seguro terminaría teniendo sexo esa tarde.

Yo no tenía celular como para comunicarme con el resto del mundo, no tenía que ir a la universidad, no tenía ni siquiera dinero para pagar un taxi, y jamás había usado el transporte público. No tenía razones para salir de aquella casa hasta que Santi regresara.

Veinticuatro horas más, me dije.

Toda esta situación conllevó a que me quedara a solas con la única persona que no parecía feliz de tenerme allí.

—En serio... Si tienes planes, puedes irte —le insistí a Luis—. No saldré de acá. No porque no quiera, es que ni siquiera sabría a dónde ir o cómo llegar.

Estábamos en el salón de juegos. Él tenía un bajo en sus brazos, practicando alguna canción mientras me ignoraba sin ningún tipo de vergüenza. Pude haberme ido a la sala donde había dormido, pero es que no tenía nada con qué distraerme así que terminaría sola y viendo a la pared como una idiota durante horas. Habría encendido el televisor, sin embargo, el dueño de la casa estaba practicando allí y lo peor que podría hacer era interrumpirlo.

Odiaba esta situación. La odiaba con toda mi alma. Detestaba ser un parásito.

—En realidad no tenía planes de salir el día de hoy —admitió, pausando la música que venía tocando con su instrumento—. Solo quería quedarme en la tranquilidad de mi casa.

—Espero que mi presencia no afecte tu «tranquilidad».

—No, tu presencia no lo hace. Pero que insistas cada cinco minutos para que me vaya sí.

Lo miré con el ceño fruncido. A pesar de que él me había aconsejado y había intentado darme palabras de aliento cuando casi colapso tras descubrir que mis padres me habían quitado todo, justo ahora Luis me miraba con tedio y desinterés, haciéndome sentir como si todo en mí le incomodara.

No entendía en qué pude haberme equivocado con él si Santi, Pacho, y Beto me trataban con familiaridad. Incluso Mily, que no parecía feliz ante la idea de que yo me quedara a dormir en la casa de su novio, me sonreía de forma sincera y había sido más que amable.

—¿Te he hecho algo? —le pregunté. Él rodó los ojos y volvió a su bajo—. De verdad que no lo entiendo —espeté a un volumen que él pudiera escuchar—. Yo tampoco quería venir acá y también quiero que sea mañana para poder irme y dejarte en paz.

Me levanté del sofá y me dirigí a la cocina para beberme un poco de agua. Me estaba comenzando a dar hambre y no sabía si tenía total libertad de hacerme comida o si debía consultarlo con Luis primero. Rendida, salí de allí al porche donde me senté en las escaleras de piedra que guiaban hacia la puerta principal.

Alternativos © [Indie Gentes #2] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora