Sabine está enamorada de Marlon Kingwell hace años, pero él jamás se ha fijado en ella. Todo cambiará cuando Jayden, el hermano de su crush, llegue a la escuela.
Él la ayudará a conquistarlo sin saber que más tarde podría arrepentirse completamente...
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—¿Entonces tus suegros son un amor? —India deja de lado su pintura y me mira expectante.
Limpio mi pincel para tomar acuarela verde.
—Anna sí. Fue muy amable conmigo desde que llegué —pinto con delicadeza sobre el cartón entelado, pero como dije desde el principio; no soy buena para esta asignatura—. Su esposo no sé, fue un poco raro.
—¿Por qué? ¿Te trató mal?
—Al principio me hizo muchas preguntas que tal vez hace unos días me hubiesen hecho sentir incómoda, pero después fue muy simpático, así que supongo que le caí bien.
—¿Pudiste pasar tiempo con Marlon? ¿O sólo estuviste con tu "bicharraco"? —pregunta con burla.
Siempre se reía del apodo que le había escogido a Jayden
—Después de comer estuvimos los tres juntos —miro mi pintura y hago una mueca. No me estaba quedando como yo quería—. Me hicieron un tour por la mansión y de verdad... Wow.
Alza sus cejas y se acerca a mí con rapidez.
—¿Se parece a la de Beyoncé y Jay-Z?
—No tengo ni idea de cómo es la mansión de Beyoncé —frunzo el ceño—. Pero sí, es como la casa de un famoso. Tiene una cancha de tenis, sala de juegos, gimnasio y...
—Yo también quiero vivir en algo así —bufa y vuelve a tomar su pincel para hacer como que estaba pintando.
—Ay, por favor. Tu casa es muy grande.
—Pero no tiene ni gimnasio, ni cancha de tenis.
—¿Y para qué quieres todo eso? Tú odias hacer ejercicio, India —pongo los ojos en blanco. Mi amiga tenía la fortuna de tener un cuerpazo sin la necesidad de hacer ejercicio o comer saludable.
—Tienes razón, se me había olvidado ese pequeño detalle.
Miro mi celular y suspiro al ver que faltaba solo un minuto para que sonara el timbre.
Y yo no había avanzado casi nada en mi pintura
—Ya pueden guardar sus cosas, chicos —el profesor se pone de pie—. Dejen sus obras de arte sobre las mesas. Yo las guardaré cuando estén secas.
¿Obras de arte? ¡Já!
Después de estar unos siete minutos lavando y guardando mis materiales, salgo con India de la sala de clases.
—Supongo que ahora visitarás constantemente la casa de los Kingwell, ¿no?
—No sé si tanto. Tampoco quiero que después se aburran de mí.
—Obvio no lo harán, menos si vas a ayudar a Jayden con algunas asignaturas —alzo las cejas al ver a mi amigo apoyado en su auto— ¿Te está esperando a ti?
