Capítulo 39

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—¿Podemos salir hoy? Ya acabé todas mis tareas —habla Max desde el cuarto de estar

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—¿Podemos salir hoy? Ya acabé todas mis tareas —habla Max desde el cuarto de estar.

—Yo no puedo, tengo que llevar a mi madre al médico —le responde papá.

Me llevo un pedazo de plátano y una frutilla a la boca. Esta es mi combinación de frutas favoritas desde que soy pequeña.

—Yo tengo demasiados pedidos para hoy, lo siento.

Mi madre dice en voz alta para que Max logre escucharla. Se limpia las manos con un paño antes de comenzar a batir los huevos.

—Vale, no importa.

Hago una mueca al escuchar a mi hermano. Voy hacia el cuarto de estar con mi plato en las manos y lo veo sentado en el sofá con la mirada perdida.

—¿Quieres ir al parque? Yo no tengo nada que hacer hoy —me acerco a él y pongo mi mano sobre su cabeza—. Podemos salir juntos.

—Tranquila, no es necesario.

Frunzo el ceño. Se veía demasiado serio, pero Max no es el tipo de niño que hace berrinche cuando no puede hacer lo que él quiere.

Algo le pasa

—Pero yo quiero que salgamos juntos —digo.

Me mira y hago un puchero antes de volver a comer.

—¿Ya hiciste tus deberes? —mi padre me pregunta y yo asiento—. Genial, les daré dinero para que se compren un helado.

—Gracias. Termino de comerme esto y nos vamos —le digo a mi hermano, quien me mira con una sonrisa de agradecimiento.

Después de diez minutos, camino con Max en dirección al parque al que solemos ir con mis padres. Es bastante lindo, tiene muchos juegos, canchas y zonas para hacer pícnics.

—Gracias por salir conmigo. No quería quedarme en casa.

Miro a mi hermano con ternura.

—¿Recuerdas cuando me invitaste a ver videos porque sabías que estaba triste? Bueno, ahora es mi turno de hacer algo por ti —paso mi brazo sobre su hombro y lo acerco a mí—. Porque me puedo dar cuenta de que estás un poco desanimado, Max.

—¿Yo?

—Sí, tú.

—No, estoy bien —intenta sonar tranquilo.

—¿Tienes algún problema en la escuela? ¿Te están molestando?

—Sabine, no me pasa nada. De verdad.

—Está bien —digo—. ¿Quieres una pelota? —prefiero cambiar de tema, pero definitivamente me quedo un poco preocupada por él.

Llegamos al parque y Max se va directamente a la zona de juegos mientras que yo me siento en el césped. Veo que conversa con unos niños antes de empezar a jugar entre todos con la pelota que le compré, la que por cierto salió bastante barata al ser de plástico.

Atrapada en el Encanto KingwellDonde viven las historias. Descúbrelo ahora