Sabine está enamorada de Marlon Kingwell hace años, pero él jamás se ha fijado en ella. Todo cambiará cuando Jayden, el hermano de su crush, llegue a la escuela.
Él la ayudará a conquistarlo sin saber que más tarde podría arrepentirse completamente...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—¿Quieres wafles?
—¿Queda Nutella? —pregunta Max.
—De la mía, pero dejaré que comas —le paso el frasco de Nutella para luego ponerle dos wafles sobre su plato.
Había llegado hace poco del colegio. Hoy es miércoles y estoy sola con mi hermano puesto que mamá fue a visitar a mi tía y mi padre está trabajando.
—¿Por qué estás tan simpática? —Max pregunta con el ceño fruncido.
—No seas hablador. Yo siempre soy simpática.
—¿También estuviste con esa sonrisa boba mientras estabas en clases? Porque te ves ridícula.
Llevo mis dedos hacia mi boca y abro los ojos como plato.
¿Desde cuándo estoy sonriendo? Hasta siento un poco de dolor en las mejillas.
—Ni siquiera sabía que estaba sonriendo.
—¿Se puede sabe qué es lo que te tiene tan feliz, hermanita? —Max me mira con la ceja alzadas mientras come.
Bueno, Marlon nuevamente me vino a dejar a casa...
—Son cosas de chicas. Tú no te metas —intento sonar molesta, pero no puedo.
—¿Acaso tienes novio?
Ya quisiera yo
—¿Acaso quieres que llame a Chelsea para decirle que te gusta?
—¡¿Qué?! ¡Pero si no me gusta! —chilla con horror.
—Ya, claro —me sirvo un poco de jugo de naranja—. ¿Quieres?
—El jugo de naranja no combina con la Nutella, Sabine —responde mientras niega decepcionado al saber que a mí sí me gustaba esa combinación—. Debo ir a casa de Chelsea. Tenemos que hacer un trabajo de Artes.
—¿Y no puede venir ella para acá?
—Ella vino la última vez, así que ahora es mi turno de ir a su casa.
Bah, qué flojera
—¿Entonces te llevo después de que te comas los wafles? —pregunto y asiente—. Está bien, pero antes quiero que me digas algo.
—Ay, no —se queja—. ¿Qué cosa?
—¿Quién es la mejor hermana del mundo?
Pone los ojos en blanco antes de intentar ocultar su risa.
—No es necesario que me preguntes eso. Yo siempre te he dicho que eres la mejor hermana que pude tener —se encoge de hombros para restarle importancia.
—Ay, ¡qué bonito! —estiro mi brazo para acariciar su cabello. Pone los ojos en blanco mientras sonríe levemente—. No me digas eso que voy a llorar. Pronto me va a llegar mi periodo y ando sensible.