Sabine está enamorada de Marlon Kingwell hace años, pero él jamás se ha fijado en ella. Todo cambiará cuando Jayden, el hermano de su crush, llegue a la escuela.
Él la ayudará a conquistarlo sin saber que más tarde podría arrepentirse completamente...
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Hace 5 años...
—¿Pueden dejar de pelear, por favor? —mamá llega a mi habitación molesta.
—Jayden está escupiendo hacia la piscina, mamá —apunto a mi hermano, quien estaba apoyado en el balcón escupiendo hacia abajo.
—Hijo, no seas sucio.
—El único que se baña en la piscina soy yo, así que estaría nadando en mi propia saliva —Jayden se encoge de hombros y yo bufo.
—Yo también me meto a la piscina, tonto.
—Ay, no. Me dijiste tonto —pone los ojos en blanco—. ¿Cuántos años tienes? ¿No se te ocurrió un mejor insulto?
—¿Y tú? Tienes doce y te comportas como un niño de cinco años.
—Basta, chicos. No me gusta que se peleen.
—Marlon es un chismoso. Siempre te dice todo lo que hago —Jayden mira a mamá con los brazos cruzados—. Nunca puedo hacer nada sin que tú o papá se enteren.
—Si no hicieras tantas estupideces, no tendría que ser un chismoso —respondo casual.
—¿Estupideces? No es mi culpa que tú te comportes como un señor —se encoge de hombros—. No disfrutas, sólo intentas ser el hijo perfecto.
—Ya, chicos. Se acabó —mamá se acerca a Jayden, entrelaza su mano con la de él y lo obliga a caminar hacia mí—. No puede ser que tengan una discusión cada día. No me gusta nada eso.
—Jayden es el que...
—Marlon, basta —sisea mientras me da una mirada de advertencia. Yo resoplo—. Va a venir la familia Robinson, así que quiero que se comporten.
De inmediato siento cómo mi corazón empieza a latir con vehemencia.
—¿Vendrán todos? —intento que mi voz no revele mis nervios.
—Sí, todos.
Asiento.
—Bueno, entonces voy a cambiarme de ropa —carraspeo—. No puedo recibirlos con esta ropa.
—¿Por qué? No es un desfile de modas, sólo vendrá la familia más aburrida del mundo.
-—Jayden, por favor —mamá entrecierra sus ojos—. Tú también deberías ponerte otra cosa.
—Ay, mamá. A mí no me importa lo que piensen de mi ropa.
—Bueno, ahora dejemos a Marlon solo para que se vista.
