Capítulo 10

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Tomé un mechón de mi cabello y lo trencé mientras esperaba al profesor de Matemáticas, el amigo de mi padre

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Tomé un mechón de mi cabello y lo trencé mientras esperaba al profesor de Matemáticas, el amigo de mi padre.

A veces me siento mal por Max, ya que su hermana mayor va en una de las mejores escuelas de San Diego gracias a la ayuda del director, mientras que él va a un colegio que definitivamente no se caracteriza por ser uno de calidad.

Espero que en algún momento él también pueda ser parte de esta escuela.

Bajé la mirada cuando vi que Jayden entraba a la sala. Tapé mi rostro con mis manos de forma disimulada y recé para que no se sentara a mi lado.

La mayoría de los alumnos ya estaban en la sala. No quería que me vieran con él

—No intentes esconderte, Sabmaldije antes de ver cómo se sentaba en el puesto de mi lado que se encontraba vacío. India no había venido a clases hoy—. ¿Cómo te va con las matemáticas? Yo soy un fracaso. Bueno, igual que en Ciencias, música, literatu...

—Lo entendí —tiré mi cabello hacia atrás de forma nerviosa mientras veía de reojo que algunos nos miraban—. ¿Es necesario que te sientes acá?

—¿Acaso los amigos no se sientan juntos? —preguntó con el ceño fruncido—. Algo bueno de que los dos seamos de tercero es que podemos pasar más tiempo tú y yo. No vamos a desaprovechar eso.

—Sí, bueno —hice una mueca. Tenía razón—. Pero no quiero sentirme observada toda la clase. No voy a poder concentrarme.

—Tranquila, te acostumbrarás —me guiñó el ojo mientras sacaba su cuaderno—. ¿Te gustó el apodo que te puse?

—¿Qué apodo?

—¿No lo escuchaste? —negué. Sólo estaba pendiente de las personas que estaban a mi alrededor observándonos—. Creo que Sab es lindo. ¿Te gusta?

—Bueno, no está mal —me encogí de hombros sin darle mucha importancia.

—Tú también deberías tenerme un apodo. Algo así como "solecito" o alguna de esas mierdas tontas.

—¿Solecito para un amigo? No creo —negué sin poder evitar reírme—. Yo creo que bicharraco estaría bien.

—¿Es en serio? Eso no es nada lindo. No me gusta —se cruzó de brazos como un niño pequeño—. Pero a ver, espera.

—¿Qué?

—Si estás de acuerdo con buscarme un apodo... —se acercó a mí para susurrar—. ¿Significa que decidiste seguir con el plan?

Ladeé mi cabeza.

Había estado toda la noche pensando en qué hacer.

Definitivamente yo no soy muy decidida que digamos, pero me di cuenta de que si quiero conquistar a Marlon, tendré que aprender a serlo sí o sí.

Atrapada en el Encanto KingwellDonde viven las historias. Descúbrelo ahora