capítulo 5

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capítulo 5

Transcurrieron un par de horas y dos Omegas se acercaron a Jimin para llevárselo, Jimin le hizo una seña a Tae para que lo siguiera.

Siguieron a las sirvientas a lo largo de unos pasillos de la segunda planta del castillo hasta llegar a unas puertas que fueron abiertas por ellas.

Jimin entró al aposento seguido de Tae, el lugar tenía una enorme chimenea encendida en una de las esquinas de la habitación, también una alfombra mullida de piel, y una cama bastante grande con pilares de madera labrada en sus cuatro esquinas, en otro de los rincones había un escritorio de madera de ébano con un sitial del mismo material.

Las Omegas se acercaron a Jimin para conducirlo al baño.

Procedieron a desvestirlo para bañarlo en una Tina gigantesca llena de agua caliente donde flotaban pétalos de flores aromáticas.

Jimin se sumergió en ella mientras disfrutaba de la calidez del agua sobre su piel, enjabonó su cuerpo y lavó su pelo, cuando estuvo listo las dos sirvientas se acercaron envolviéndolo en una toalla esponjosa y mullida para secarlo.

Tantos mimos le provocaron sueño, su cuerpo estaba en total relajo.

Una de las mujeres trajo un camisón blanco, con pequeñas flores bordadas en el escote y el borde de las mangas, para ponérselo al príncipe, la tela era exquisita, muy suave al contacto con su piel.

Después de que Jimin estuvo vestido las mujeres se retiraron haciendo una reverencia.

Jimin se miró al espejo y no podía dejar de admirar la belleza de la prenda que llevaba puesta.

Tae entró al baño y pegó un silbido.

- ¡ Dios Jimin, te ves deslumbrante!- dijo Tae apreciando la belleza de su amigo.

- Gracias Tae- le respondió Jimin.

- Ven vamos, no hemos tenido tiempo de hablar desde la boda.

Jimin se puso a reír, Tae era irremediablemente curioso.

Se sentaron sobre la alfombra al lado de la chimenea.

-¿ Qué quieres saber, dime?- le dijo Jimin a Tae.

Tae sonrió divertido.

-¡ Todo, no te guardes nada!- le respondió Tae.

Jimin largó una sonora carcajada inclinando su cabeza hacia atrás.

- Taetae eres incorregible, bueno primero te diré que le pedí a Jeon...

-¿ Jeon?- preguntó Tae interrumpiéndolo.

- Sí Tae, así se llama mi esposo, como te iba diciendo le pedí que tú siempre permanezcas a mi lado y que tú habitación esté al lado de la mía, y el no se opuso.

- Punto para el Rey- le dijo Tae guiñándole un ojo.

Jimin le contó todo sin reservarse nada de todos los acuerdos a que llegaron con Jungkook.

De repente Tae se quedó en silencio perdido en sus pensamientos.

-¿ Qué pasa Tae?- le preguntó Jimin.

- ¿Jimin te diste cuenta de la enorme cicatriz en el rostro del Rey?- le preguntó Tae.

- Sí, ¿ porqué preguntas eso Tae?- preguntó Jimin.

- Bueno...durante la cena escuché algunos murmullos...se compadecían de tí por tener que...

- ¡Habla de una vez Tae!- dijo Jimin impaciente.

- En resumen decían que la mayoría de los Omegas del reino sentían repulsión de que un hombre tan horrible las tocara, así que se compadecían de tu mala suerte.

Jimin estaba rojo de la furia.

- ¡Como se atreven a hablar del Rey a sus espaldas!- dijo Jimin apretando fuertemente sus puños.

- No te enojes Jimin, en todo caso ellos no saben que el Rey jamás te tocara...

-¿Tae, conociéndome, crees que sí el matrimonio fuera real, a mi me importaría esa cicatriz?, es más a mi me parece que le aporta un aura de peligro fascinante. - le dijo Jimin.

-¿ Jimin te gustó el Rey?- preguntó Tae con la boca abierta.

Jimin le dio una palmada en la pierna haciendo que Tae se quejara.

- No seas tonto Tae, sólo que lo que menos me importa es su cicatriz, ¿ Tae te imaginas cómo debe sentirse él si sabe lo que murmuran a sus espaldas?- preguntó Jimin.

- La verdad debe ser horrible, tal vez por eso nunca se ha casado. - habló Tae.

- Estoy seguro que un día un Omega aparecerá y lo amará no por su físico sino por su alma. - dijo Jimin con un poco de tristeza.

- Jimin eres demasiado bueno, estoy orgulloso de ser tú amigo. - dijo Tae abrazándolo.

Jimin también lo abrazó, se sentía cálido contar con un amigo como Tae.
Jungkook mientras tanto se paseaba nervioso en su oficina.

Cuando se retiró de la cena escuchó a unos Omegas conversando en uno de los pasillos que no se dieron cuenta de su presencia.

- Pobre chico, tener que casarse con nuestro rey, en verdad nadie puede negar que es valiente y nos mantiene protegidos, pero eso no quita que es horrible, simplemente me darían escalofríos que me tocara.

El otro Omega hizo un gesto de repulsión.

Luego se fueron perdiéndose en uno de los salones.

Jungkook estaba acostumbrado a escuchar estos comentarios, pero ése día le golpearon duro.

- ¡Ya me estás mareando Jungkook!- le dijo Ho-Seok sentado en el escritorio.

Jungkook sólo le gruñó en respuesta.

-¿ No deberías ir ya a tus aposentos amigo?- preguntó Ho-Seok.

- Todavía no quiero- respondió Jungkook malhumorado.

Ho-Seok lo miró y vio que su amigo estaba realmente nervioso.

- Es realmente hermoso tu Omega...

-¡ No es mi Omega!- dijo Jungkook sin dejar que Ho-Seok terminara de hablar.

- Y realmente tiene un carácter de los mil demonios- dijo Ho-Seok ignorando la interrupción de Jungkook.

- Ya hablamos y dejamos todo relativamente claro- le informo Jungkook a su camarada.

- Me alegro por tí amigo, pero creo que el príncipe y su amigo son bastante salvajes, no creo que estén acostumbrados a acatar órdenes.
Jungkook lo miró furioso.

- ¿De qué lado estás Ho-Seok?

- Del tuyo, sólo decía, ahora deja de perder el tiempo y ve a tú habitación, no queremos que los invitados empiecen a murmurar.

Jungkook se pasó los dedos por su cabellera y pegando un sonoro suspiro salió de la oficina.

Ho-Seok lo vio salir y rogó por que ése bello Omega terminara por enamorarse de su amigo, si alguien merecía ser feliz, ése era su Rey Jungkook y si el no se equivocaba el Príncipe Jimin era diferente a los Omegas del reino de Goon.

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