capítulo 53

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Jungkook estaba recostado con Jimin en la cama tapados con una manta de Lana, ambos sentían sus corazones apretados y tristes.

Jungkook rodeando con sus brazos los hombros de Jimin mientras esté tenía su rostro pegado a su pecho y sus piernas rodeando las de su Alfa.

Jimin levantó su rostro bañado de lágrimas hacia Jungkook.

- Bésame esposo- le suplicó Jimin.

Jungkook bajó su rostro y se adueñó de esos labios que por un tiempo indeterminado no podría saborear.

El beso era suave siendo hidratado por las lágrimas de ambos que no cesaban de correr por sus mejillas, era un beso distinto a cualquier otro que habían compartido,  en el se mezclaban anhelo y tristeza a la par, un sollozo ahogado salió de la garganta de Jimin y Jungkook sintió su corazón apretarse dolorosamente y separando su boca de Jimin lo abrazó fuertemente,  como si con eso pudiera fundir sus cuerpos y convertirlos en uno solo.

- Jimin necesito que seas fuerte,  no podré concentrarme en la batalla si estoy sintiendo tu sufrimiento.

- Lo haré,  pero por ahora déjame extrañarte,  tú sólo enfócate en la batalla cuando te marches, no quiero que por mi culpa salgas lastimado.

- Somos fuertes,  ambos lo lograremos,  centrémonos en esperar nuestro reencuentro,  que esa esperanza nos mantenga ilusionados y felices,  ¿ de acuerdo bebé?- le dijo Jungkook.

- De acuerdo,  pero ahora sólo mantenme abrazado y no me sueltes. - le dijo Jimin pegando su cara al cuello de su esposo.

- No pensaba hacerlo,  te necesito tanto como tú. - le respondió Jungkook besando nuevamente a su adorable esposo.

Cuando llegó la hora de partir Jimin lo besó repetidas veces queriendo dejar impregnado en su piel el aroma a tierra de su Alfa.

- No soy capaz de verte partir, así que éste será nuestro adiós amor.

Jungkook asintió y besó su frente y separándose de Jimin salió de la habitación sin voltear a mirarlo,  porque sino se derrumbaría antes de cruzar la puerta.

Jimin sintió cuando los caballos de los guerreros empezaron a moverse y sin pensarlo dos veces corrió hacia afuera de la vivienda y divisando a Jungkook al mando de la tropa de guerreros,  corrió todo lo rápido que sus piernas le permitían,  cuando Jungkook lo vio, de un salto se apeó de su caballo recibiendo a su Omega entre sus brazos mientras esté enroscada sus piernas en su cintura, fundiéndose en un beso lleno de amor,  nada les importaba dar un espectáculo a los guerreros,  se trataba sólo de ellos y de su amor sin límites.

Por fin el beso terminó y Jimin bajando sus pies a tierra acarició la mejilla de su Alfa regalándole una radiante sonrisa.

- Cuídate mucho mi amor- dijo Jimin despidiéndose y Jungkook al borde de las lágrimas subió a su caballo y emprendió la marcha con todo el ejército de guerreros a su espalda.

Jimin se abrazó a Tae y a Beliel,  él no era el único que estaba sufriendo,  por suerte se tenían para sobrellevarlo lo mejor posible.

Jimin esa noche luego de cenar se fue a dormir con Tae,  ninguno quería estar solo.

- Ya lo extraño Taetae- le dijo Jimin a su amigo.

- Yo igual- le confesó Tae.

Ambos se miraron y sonrieron abrazándose.

- Míranos aquí llorando por unos Alfas,  si me lo hubieran dicho me habría reído. - dijo Tae entre lágrimas y risa.

- No me arrepiento de haber venido Tae,  se siente tan correcto amar a Jungkook que no se cómo podría vivir sin él. - le confesó Jimin.

- Te entiendo perfectamente- respondió Tae.

- Tae aún me sigue dando vueltas lo del lobo blanco que te atacó- comentó Jimin.

- Yo también, no se porque sus ojos no puedo sacarlos de mi cabeza,  espero que al pasar los días logre recordar porque me son tan familiares. - dijo Tae con su frente arrugada.

- No te esfuerces tanto Taetae, por ahora descansa, necesitas poner toda tu energía en eso.-le dijo Jimin acariciando su cabeza.

- Sí,  es lo mejor por ahora,  estoy demasiado cansado. - dijo Tae.

- Yo también,  durmamos Tae,  mañana será un nuevo día.

Los días pasaron lentamente al principio,  pero Jimin más repuesto puso lo mejor de sí mismo para estar bien y esperando con anhelo el regreso de su esposo,  para hacer más llevadera la estadía aprovechó el tiempo para seguir con el entrenamiento de los niños y los Omegas.
Tae sólo podía observar,  todavía convaleciente no podía participar de los entrenamientos,  claro que Iron no lo dejaba ni a sol ni sombra,  desviviéndose por atenderlo,  haciendo que Tae sobrellevara mejor la separación de Ho-Seok.

Jimin tenía su empeño puesto en que aprendieran a cabalgar,  las armas ya las dominaban bastante.

Fue una fiesta de risas ver como los niños y los Omegas daban una y otra vez con el trasero en la tierra,  pero nada los desanimaba y seguían intentándolo a pesar de tener los huesos molidos de tantos porrazos.

Al final de la segunda semana se empezaron a ver los primeros avances,  por lo menos podían mantenerse sobre el lomo del caballo.

Jimin se sentía feliz y había vuelto a sonreír de nuevo,  su conexión con Jungkook le decía que él se encontraba cansado pero a salvo y eso lo mantenía contento y agradecido.

Ya habían pasado cerca de tres semanas cuando una noche Tae despertó sudado y asustado,  Jimin y el aún dormían juntos.

-¡ Jimin!- gritó acongojado Tae.

- ¿ Tae que pasa?- le preguntó Jimin preocupado.

- ¡ Ya lo sé Jimin!,¡ya lo sé!- gritaba enajenado Tae.

- ¿Qué Tae?,¿ qué sabes?- siguió preguntando Jimin.

- El lobo Jimin...

- ¿Qué pasó con el lobo Tae?, ¡habla de una vez!- lo apremio Jimin.

- Jimin...el lobo blanco era Yoon-gi.

Jimin sintió como un sudor frío empezó a correr por su espalda,  había sido traicionado y ni siquiera se había dado cuenta.

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