Capítulo 69

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Rápidamente el padre de Jimin se acercó a su hijo y puso unas sales aromáticas en su nariz haciendo que Jimin reaccionara, fue imposible sacarlo de los brazos de Jungkook a pesar de que el estaba malherido y sangrando.

Jimin abrió los ojos y viendo a su esposo junto a él se puso a llorar desconsoladamente mientras Jungkook besaba su rostro una y otra vez.

- ¡ Bebé, tuve tanto miedo de perderte!- le decía llorando Jungkook.

Jimin lo abrazó y sintió como su ropa se empapaba, fue ahí cuando miró a su esposo y vio que estaba sangrando.

-¡Amor estás sangrando!- gritó desesperado Jimin.

- No es nada bebé, tú estas herido, te rompiste la cabeza, tienes que curarte.
- le dijo Jungkook restándole importancia a las suyas.

- ¡Jeon Jungkook!- le gritó Jimin furioso- ahora mismo te veré esas heridas.

- Pero...- alcanzó a decir Jungkook.

- Nada de peros- luego volteando hacia el resto de los presentes- déjenme a solas con mi esposo, necesito revisarlo, padre envía hierbas a mi dormitorio para curarlo y curarme.

Su padre asintió y todos desalojaron el lugar.

- Ven amor, necesito revisarte- le habló ahora dulcemente y tomándolo de los brazos lo llevó a la cama.

Jungkook no dijo nada más, ya conocía como era de testarudo Jimin.

Jimin lo ayudó a desvestirse e hizo caso omiso al insistentemente dolor que pulsaba su cabeza.

Jungkook tenía varias mordidas en sus brazos y las garras del otro lobo habían hecho una profunda herida en su pecho.

Su padre le envió hierbas y agua hervida para limpiar las heridas, Jimin limpió concienzudamente cada una de ellas y puso emplastos de hierbas para finalmente vendarlas.

A continuación Jungkook lo curó a él, Jimin le daba indicaciones de como hacerlo.

Cuando ambos estuvieron curados se miraron y se abrazaron llorando, necesitaban dejar salir toda la angustia acumulada.

Luego el cansancio les paso la cuenta y ambos se acurrucaron en la cama y tapándose con la colcha se durmieron, sin hablar nada, les bastaba saber que aún estaban juntos.

Todos estaban exhaustos, así que todos los sobrevivientes de la batalla curaron sus heridas, comieron lo que pudieron y luego el reino completo cayó en un profundo sueño, porque el día siguiente y muchos más tendrían que volver a levantar Nevermind.

El sol alumbró como nunca al día siguiente, dando la bienvenida a un nuevo amanecer donde todavía podían festejar ser libres.

Fueron muchos los Omegas caídos en batalla, y eso fue lo primero que hicieron, dar sepultura a sus Omegas en el cementerio de Nevermind.

Todo fue triste, muchos lloraban la pérdida de sus seres amados.

Al final del día nadie tenía mucho ánimo, y la comida fue hecha en silencio, para luego retirarse a descansar.

El Rey Kim Seok-jin estaba en el jardín mirando lo poco que se había salvado de su reino.

- Jin- habló Nam-joon que lo había seguido.

- Nam, es todo tan desolador, miró a mi alrededor y realmente no sé por donde empezar...- la voz de Jin se quebró y un sollozo escapó de su garganta.

Nam-joon lo abrazó y el Rey por primera vez en mucho tiempo se permitió ser débil y lloró en el pecho del padre de su hijo, quien acariciaba suavemente su pelo.

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