capítulo 55

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Un frío helado recorrió la espalda de Jimin,  tal vez no fue tan buena idea enfrentarse sólo a los perpetradores de los atentados.

- No grites por favor , no quiero hacerte daño,  soy Huneum. - le dijo una voz suave y Jimin asintió.

Huneum retiró su mano y Jimin se dio vuelta para mirarla mientras ella le indicaba con la mano que guardara silencio.

Jimin cerró con llave la puerta del dormitorio y luego la llevó al baño para que nadie escuchara su conversación.

- Disculpe Príncipe- Huneum se apretaba sus manos nerviosa.

- Dime Huneum ¿qué pasa?- le preguntó Jimin curioso de que la chica se hubiese atrevido a esperarlo en su habitación.

- Cuando fue a ver a la señora Yung-su escuché que usted estaba preguntando por su sirviente Yoon-gi. - le dijo la Omega.

- En efecto necesito encontrarlo ¿ sabes dónde se encuentra?- le preguntó ansioso Jimin.

Huneum asintió.

- Pero prométame que no dirá a nadie que yo le dije, mi vida podría correr peligro.

Jimin asintió y la tomó de las manos.

- Te lo prometo Huneum,  ahora por favor dímelo- le rogó Jimin.

- Hace dos días por casualidad me encontraba en el jardín, no podía dormir por eso decidí tomar un poco de aire hasta que me diera sueño,  cuando vi que el señor Taemin salía a escondidas de palacio y llevaba a Yoon-gi con él,  no me habría extrañado  ya que todos sabemos de la extraña relación que ellos mantienen, de no ser porque llevaba al Omega maniatado y amordazado,  al instante entre en alerta y mandé a uno de mis sirvientes a seguirlos advirtiéndole que no debía ser visto, cuando regresó me informó que se habían adentrado en el bosque y que se habían metido en una gruta que no se ve a simple vista, mi sirviente espero un rato y luego vio salir al señor Taemin sólo, de regreso a palacio.

- ¿ Y Yoon-gi?- preguntó Jimin.

- No sé nada más señor, yo le prohibí al sirviente hablar del tema,  pensé que era cosa de ellos y no quise meterme,  pero desde ese día Yoon-gi no se ha visto en palacio y a nadie parece extrañarle. - terminó de decir Huneum.

- ¿Podrías decirle a tu sirviente que me lleve a ese lugar?- le preguntó Jimin.

- Si Príncipe,  ¿ pero si le pasa algo?, seguro el Rey Goon me mataría sin dudarlo. - le dijo Huneum asustada.

- No te preocupes Huneum, nadie va ha enterarse,  yo soy el único responsable,  ¿ lo harás?- le suplicó Jimin.

Huneum asintió.

- Le diré que lo espere en las caballerizas dentro de media hora, póngase una capa oscura para que no lo divisen, y por favor cuídese mucho,  no quiero que nada malo le pase- le dijo Huneum angustiada.

- Lo haré Huneum,  si no vuelvo avisa a los guardias de palacio para que me busquen, y gracias. - le dijo Jimin dándole un abrazo.

Huneum evidentemente conmocionada  salió de la habitación no sin antes mirar que los pasillos estuvieran despejados.

Jimin inmediatamente se cambió de ropa por unos pantalones cómodos para cabalgar,  tomó su arco y su carcaj de flechas,  luego buscó lápiz y papel y le escribió una carta a Jungkook por si las cosas salían mal,  en la carta le narraba con mucho detalle todo lo que había pasado y sus razones para hacer lo que hacía, luego de eso busco una capa y se la puso sobre sus vestiduras.

Luego se escabulló a las caballerizas por el pasadizo secreto que Jungkook le había enseñado y llegó directamente a lugar donde un Omega joven, casi un niño, de no más de dieciséis años lo esperaba.

Jimin puso su dedo índice en sus labios para que el chico guardara silencio,  sacaron los caballos andando para no hacer ruido y ya en el interior del bosque se subieron y empezaron a cabalgar.

El chico tomó la delantera para guiarlo hasta que bastante adentro del bosque le señaló una parte rocosa donde crecían un par de árboles pegados a la roca.

- Señor ahí, entre los árboles- le señaló el muchacho.

- Gracias ahora puedes irte- le dijo Jimin bajando de Viento.

- No señor,  la señorita Huneum me dijo que no lo dejará solo, así que yo esperaré aquí fuera con los caballos.

Jimin le sonrió.

- Gracias.

El chico le hizo una reverencia y tomó las riendas de Viento.

Jimin sin perder más tiempo se metió por los árboles y encontró la entrada de la gruta.

La entrada era bastante estrecha pero se iba ensanchando de a poco,  todo estaba bastante oscuro pero hacia el final se veía un halo de luz y fue ahí que lo vio y el alma se le vino al suelo.

- ¡Yoon-gi!- grito Jimin arrodillándose al lado del Omega que yacía tirado en el suelo y en evidente mal estado.

- ¡ Señor!- dijo Yoon-gi a duras penas tenía los labios agrietados por la deshidratación.

- Espera, iré por un poco de agua- dijo Jimin saliendo nuevamente para volver con un poco del líquido,  tomó suavemente a Yoon-gi y afirmandolo en su propio pecho le dio unos pequeños sorbitos.

Yoon-gi se puso a llorar aferrándose fuertemente a Jimin.

- ¡ No merezco su piedad!, soy un traidor señor,  merezco lo que me pasa.- no paraba de repetir una y otra vez el Omega albino.

Jimin olvidó todo su rencor hacia ese ser que tenía entre sus brazos y lo acuno para brindarle calor.

- Yoon-gi en serio te estaba odiando,  casi matas a mi mejor amigo, mi hermano,  pero creo que estás arrepentido y que me quieres con sinceridad, por más que lo intento no puedo odiarte, algo me decía que tenía que encontrarte- le dijo Jimin y pequeñas lágrimas también corrían por su rostro.

- Sí señor,  mi amor por usted es lo único bueno que he tenido en toda mi miserable existencia, necesito explicarle...

- Déjame sacarte de aquí primero,  luego me cuentas...

- No señor,  es necesario que  lo haga ahora,  por favor escúcheme porque su vida corre peligro. - le dijo Yoon-gi con evidente esfuerzo, Jimin se dio cuenta que no había bebido ni comido nada durante el tiempo que había estado ahí.

- Esta bien Yoon-gi,  te escucho- le dijo Jimin acomodándolo para que pudiera hablar sin cansarse demasiado.
Y lo que Yoon-gi le contó lo dejó completamente asustado.

 Y lo que Yoon-gi le contó lo dejó completamente asustado

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