Capítulo 73

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La bebé lloraba desesperada en los brazos ajenos,  no podía encontrar en ellos el aroma de sus padres.

Jin no podía consolarla, miraba expectante a Jimin y Jungkook firmemente abrazados en la cama cubierta de sangre.

Pero un profundo suspiro salió de los labios de su hijo y poco a poco el color fue volviendo a sus mejillas y unas lágrimas cristalinas rodaban por sus mejillas y también por las de Jungkook,  y Jin supo que todo iba bien.

El Rey y las parteras fueron bendecidos de ver la magia del amor de aquellos dos seres predestinados,  cada gota de sangre desapareció y la herida se cerró, dejando el cuerpo de Jimin como si nunca hubiera tenido un parto, la pieza se inundó de un olor a naranja madura con tierra mojada,  era difícil distinguir uno de otro porque parecían uno solo.

El llanto de la bebé cesó y el Rey lo puso sobre el pecho de Jimin que lentamente empezó a abrir sus ojos, y se encontró con la vista más maravillosa que se hubiese podido imaginar,  su hija tan pequeñita y perfecta.

Jungkook también abrió sus ojos y los vio,  a Jimin y su hija,  y gruesas lágrimas de felicidad cayeron por su rostro.

-¿ Es hermosa nuestra Hana, verdad amor?- preguntó Jimin mirando con inmensa ternura a su esposo.

Jungkook movió la cabeza sonriendo entre sus lágrimas.

- Ambos son hermosos,  mis dos amores- le dijo Jungkook besando a Jimin con ternura infinita.

Jimin no podía pedir más y acarició la cabecita calva de su cachorrita que se acurrucó en su pecho y sobre la mano de su padre que la acariciaba amorosamente.

El Rey Jin profundamente emocionado abrazo a su hijo y le beso su frente.

- Eres maravilloso ¿ lo sabías hijo?- le dijo su padre con  ternura.

- Tú me criaste padre,  es el resultado de tu amor y enseñanza.

El Rey se sentía orgulloso del Omega que era su hijo.

- Bueno ahora iré a contarles a todos la buena noticia,  deben estar desesperados,  pero no los dejaré entrar hasta mañana, ahora descansen y disfruten su hija. - dijo Jin decidido.

- Suerte con Tae padre- dijo Jimin sonriendo.

El Rey pegó un suspiro y salió de la habitación. 

Las parteras ordenaron todo,  incluso cambiaron el colchón y las sábanas,  dejando todo limpio y a Jimin acostado con su hija en sus brazos, y luego salieron deseándoles muchas bendiciones.

Jimin y Jungkook no se cansaban de mirar el fruto de su amor, su pequeña Hana.

La bebé totalmente tranquila al lado de sus padres,  chupaba ansiosamente el dedo meñique de su padre.

- Bebé creo que tiene hambre. - le dijo Jungkook mientras sonreía mirando con las ganas que succionaba.

- Creo que sí- dijo Jimin y desabrochando su camisón puso la boquita de Hana en su pezón,  que la cachorrita empezó a succionar ávidamente.

Jungkook miraba todo asombrado,  realmente era la imagen más hermosa que había visto en toda su vida,  y acurrucándose los tres, se quedaron plácidamente dormidos.

Tae estaba furioso ¿ cómo era posible?, no lo dejaban ver a Jimin y el moría por verlo y también a su hija.

- Corazón mañana lo verás,  ahora vamos a dormir,  ha sido un largo día- lo consolaba Ho-Seok.

- ¡Pero Ho!, Jimin es como mi hermano,  necesito comprobar que realmente está  bien- le dijo Tae haciendo un puchero.

El Rey se compadeció de Tae,  al fin y al cabo siempre fueron inseparables.

- Está bien Tae, pero lo ves y sales inmediatamente para que descanse.- le dijo el Rey Jin.

Tae ya se encontraba escalera arriba cuando el Rey terminó de hablar.

Ho-Seok se disculpó y salió tras su esposo.

- Te ves agotado amor- le dijo Nam-joon abrazando a Jin.

Jin al sentir la tibieza del pecho de su Alfa se puso a llorar.

- Creí perderlo Nam- le dijo Jin permitiéndose ser vulnerable con él.

- Pero no sucedió amor,  ellos se aman demasiado,  su amor es poderoso, yo he sido testigo de ello.- le dijo Nam-joon.

Jin restregó su nariz en el cuello de su Alfa,  su aroma lo tranquilizaba y le daba paz,  un delicioso aroma a lavanda.

- Gracias  a Dios,  me muero sin mi hijo- dijo Jin.

Nam-joon lo besó en la frente y acarició su mejilla.

-¿ Y cómo es nuestra nieta?- preguntó Nam-joon.

- Hermosa Nam,  tan chiquita y rosadita,  pobre tuvo que luchar para nacer. - le respondió Jin.

- Que ganas de conocerla, no sólo ahora soy padre sino que abuelo al mismo tiempo...¿ Jin?, ambos somos jóvenes aún, ¿ no te gustaría tener otro hijo- le preguntó Nam-joon.

- Creo que sí,  sería hermoso,  un hijo que criaríamos juntos.

- ¿ Te he dicho cuánto te amo?- le preguntó Nam-joon tiernamente.

- Sí,  pero no me canso de escucharlo- y tomando la mano de su Alfa lo llevó a su dormitorio para empezar a trabajar en una nueva vida, el próximo celo de Nam-joon lo pasaría con él.

Tae abrió despacito la puerta de la habitación de Jimin y los vio plácidamente dormidos,  así que silenciosamente se acercó y una ternura infinita se dibujó en su rostro.

Jungkook abrazaba a Jimin y la bebita era un ovillito acurrucada en el pecho de Jimin y el brazo de Jungkook.

Tae se mordió la lengua para no gritar de felicidad,  así que depositó un pequeño beso en la frente de su amigo y salió de la habitación.

-¡Ho, es preciosa!- le dijo Tae feliz a Ho-Seok.

Ho-Seok lo miró con ternura y lo cargó en sus brazos mientras Tae  rodeaba su cuello con sus brazos.

- Serás un estupendo padre Tae- le dijo Ho-Seok.

-¿ Tú crees?- preguntó Tae con ciertas dudas.

- Lo serás,  y nuestro bebé te amará tanto como yo- le respondió Ho-Seok besando su boca.

Tae lo miró profundamente a sus ojos.

- Ahora se porque te amo tanto- le dijo Tae y volvió a besar a su adorable estirado.

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