Capítulo 64

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Había pasado tres semanas desde que Jimin supo que estaba embarazado, Jungkook tenía que lidiar con sus náuseas matutinas y sus constantes mareos, por suerte estaba Ho-Seok que podía reemplazarlo en su trabajo, aunque el pobre también estaba también preocupado de su matrimonio que se llevaría a cabo dentro de siete días.

Jimin ayudaba a Tae con los preparativos de su ajuar de boda, mientras Beliel y las Omegas de la aldea se ocupaban de los preparativos de la fiesta , incluso Yung-su , por invitación de Beliel se fue a la aldea para ayudar.

Las Omegas de palacio estaban entusiasmadas con la boda de Tae y le daban masajes y baños aromáticos para que el día de su boda estuviera resplandeciente, cosa que a tae le encantaba, aunque nunca lo admitiría públicamente.

A medida que el embarazo avanzaba, Jimin se volvía cada vez más renuente a separarse de Jungkook, así que cuando Jungkook se ausentaba , buscaba su olor en las prendas de éste o simplemente se metía a la cama donde su olor era más intenso.

Ese día Jungkook se tardó mas de lo presupuestado en volver y cuando llegó corrió hacia la habitación buscando a Jimin, porque la angustia del Omega lo estaba matando.

Tae se encontraba junto a Jimin cuando Jungkook entró, Jimin lloraba abrazando una de sus camisas.

-¡ Bebé ya estoy aquí!- dijo Jungkook sentándose a su lado en la cama y abrazándolo.

Jimin inmediatamente dejó la camisa de lado y se trepó en las piernas de Jungkook pasando su nariz una y otra vez por el hueco entre su cuello y hombro, para empaparse del aroma de su Alfa, mientras Jungkook acariciaba cariñosamente su espalda.

Sólo Jungkook era capaz de tranquilizar a Jimin, cuando estaba a su lado todo era perfecto.

Tae los miraba impresionado, Jimin nunca había dependido de nadie y ahora no podía estar sin Jungkook, definitivamente se lo pensaría dos veces antes de tener un hijo.

Jungkook quedó mirando a Tae.

- ¿ Qué?- preguntó Tae al ver como Jungkook lo miraba.

- Tae ve a la cocina y tráeme tarta de arándanos, siento que moriré si no como un trozo- le dijo Jungkook salivando de imaginarse el pastel.

Jimin miró a Jungkook curioso.

- ¿ Y a éste qué bicho le picó, ahora tengo que alimentarlo?- dijo Tae enfurruñado.

- Tae por favor- le dijo Jimin- Jungkook tiene antojos.

Tae abrió los ojos enormemente y luego se largó a reír.

Jungkook lo miró enojado.

- Ni te atrevas a decirle a nadie. - le ordenó Jungkook a Tae.

- Como mandé su majestad- dijo Tae haciendo una teatral reverencia mientras Jimin se aguantaba la risa.

Tae salió riendo a carcajadas mientras Jungkook estaba rojo de rabia y vergüenza.

Cuando Tae volvió con la tarta de arándanos Jungkook ya no quería, porque con la demora, ahora tenía antojo de pie de limón.

Tae lo miró furioso y volvió a salir en dirección a la cocina.

Jimin se apretaba la guata de tanto reírse.

- Si te sigues burlando, me iré y te dejaré sólo- le dijo Jungkook.

La risa se le pasó al instante a Jimin.

- Veo que ahora nos estamos entendiendo. - le dijo Jungkook largándose a reír al ver los ojitos brillando de su Omega.

Tae al final mandó todo al carajo, porque cada vez que llegaba Jungkook quería otra cosa, así que se fue mejor a buscar a Ho-Seok.

- ¿Amor?,¿ porqué mejor no bajamos a la cocina y vez que se te antoja comer?- le preguntó Jimin.

Jungkook no lo dudo un instante y tomando de la mano a Jimin lo arrastró hasta la cocina .

Ahora fue el turno de volver loco a las pobres Omegas de cocina, Jimin les daba palabras de aliento, diciéndoles que pronto pasaría y que tuvieran paciencia.

Jungkook también rogaba que todo esto de los síntomas pasara pronto.

Fue una larga noche, pero Jimin estaba feliz con Jungkook a su lado, por suerte al día siguiente todos los síntomas desaparecieron, claro que menos el apego que Jimin tenía por su esposo, así que Jungkook trataba de alejarse lo menos posible.

Jimin tenía ahora su pancita un poquito más hinchada y Jungkook todas las noches antes de dormir ponía su cabeza en el vientre de Jimin para hablarle cariñosamente al bebé.

El día de la boda de Tae llegó y todos en palacio se trasladaron a la aldea de guerreros .

Tae estaba histérico, Jimin no lo dejó sólo en ningún momento.

- Tae tranquilo, todo saldrá perfecto. - le dijo Jimin.

- Lo sé...Jimin es tanta la felicidad que siento que no se como manejarla. - le dijo Tae con los ojitos llorosos.

- Tontito, sólo disfruta de este momento. - le dijo Jimin abrazándolo.

- Jimin, además estoy tan agradecido de que nosotros no nos separaremos.

- Yo también Tae, tú eres mi hermano. -le dijo Jimin emocionado.

- Nuestros hijos también tendrán este lazo que nos une, será hermoso Jimin. - le dijo Tae.

- ¿ Quieres tener hijos Taetae?- le preguntó Jimin.

- Aunque diga que no...sí Jimin quiero tenerlos.- le confesó Tae.

- El próximo celo de tú esposo pasalo con él, te prometo que no te arrepentirás. - le dijo Jimin cerrándole un ojo, haciendo que Tae se pusiera a reír.

Beliel entró a la habitación con la ropa que Tae usaría, era un traje blanco, con una camisa de exquisitos bordados, y una sencilla corona de hojas y flores silvestres.

- ¡Tae!, te ves hermoso.- le dijo Jimin cuando su amigo estuvo vestido.

- Eres un hermoso Omega, me alegra tanto que mi hijo te encontrase. - dijo Beliel con lágrimas en sus ojos.

Tae se acercó a su futura madre y la abrazó.

- Gracias a tí por haber criado un hijo tan maravilloso.

Jimin se acercó y se unió al abrazo.

- Es hora Tae, vamos, un Alfa ansioso espera por tí- dijo Beliel.

Los tres se secaron sus lágrimas y salieron de la habitación, donde todas las Omegas esperaban para escoltarlo hacia el altar, donde la luna llena bendiciría esa unión.

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