[COMPLETA].
La luna es, para algunos, simplemente un misterioso cuerpo celeste que se percibe suspendido en el cielo, y para otros va más allá de ser solo el brillo que se refleja a través del sol. Puede ser luz u oscuridad; ausencia o silenciosa co...
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Si fuera posible que todas mis emociones y nervios se formaran en un conjunto tangible pese a su variabilidad, ahora mismo serían un cuerpo independiente al que lo único que le haría falta sería un nombre.
Esta mañana no he hecho más que sentirme hostigada por mis emociones y sentimientos. Mi estado anímico ha variado entre la ansiedad, el nerviosismo, el temor, la incertidumbre y la felicidad a niveles insoportables, motivados por la presencia de mis mejores amigos, lo que en nuestra actualidad ellos me transmiten, y ahora el imponente edificio frente a mis ojos. Sin embargo, las sensaciones que ellos me provocan este instante he decidido suspenderlas por un rato para intentar concentrarme únicamente en la edificación delante de nosotros.
Desde el estacionamiento en el que nos encontramos Julieth, Lucas y yo, puedo observar con detalle una estructura de quince niveles destacable por sus enormes ventanales de cristales azulados. Las escasas zonas del edificio que no están hechas de este compuesto se tiñen con un tono ceniciento y los amplios balcones, repletos en su mayoría por plantas de diversas especies y algunos muebles de interior, se protegen con verjas asimismo usando un material metálico y cristalino, con rejas de hierro y rectángulos delgados de vidrio.
—Tienes que vivir aquí, Pulgoso. —Julieth rompe el silencio tras varios minutos de análisis, dirigiéndose a Lucas con tono ilusionado.
Yo no los miro, sigo con la vista instalada en toda la vegetación que adorna los alrededores del lugar, desde árboles hasta jardineras que rodean las áreas verdes y la portentosa entrada del edificio, hasta que escucho reír a Lucas tras unos segundos. Oigo que Julieth exclama una queja y motivada por esto esta vez sí los veo, para notar que mi amiga chilla porque su hermano la atrae hacia sí rodeando sus hombros con intenciones de fastidiarla. Él me guiñe, y le sonrío en respuesta. Belle también me analiza con una sonrisa y luego toma mi mano izquierda antes de que los tres nos encaminemos hacia el umbral de la estructura donde nos espera paciente Ryan, el agente inmobiliario que trabaja con y para la empresa de nuestros padres hace cinco años.
—Buenos días, niñas —pronuncia sonriente el agente cuando nos detenemos frente a él, luego de que Lucas lo saluda con un apretón de manos y un abrazo fraternal que incluye un par de palmadas en la espalda entre partes.
Ambas respondemos con la misma calidez y respeto que nos han inculcado, aunque Julieth no deja de mirarlo como si fuera un pastel de chocolate relleno de bombones y caramelos. Para ella a veces es difícil resistirse a su belleza, dictaminada por su metro ochenta y más de estatura, sus facciones firmes y masculinas, cejas gruesas y sus almendrados ojos verdes. No tiene músculos prominentes y de hecho es bastante escuálido, pero incluso el equilibrio entre su frescura y elegancia es algo que debo admitir, le suma puntos y justifica la opinión de mi mejor amiga, en conjunto con su apenas perceptible barba de candado.