Capítulo 51

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Los carteles que anunciaban el fin de semana llevaban varios días en pie. Muchos de los profesores habían expresado su preocupación por dejar que los alumnos abandonaran la seguridad de la escuela en el clima amenazante actual. Sin embargo, Dumbledore había decidido que era mejor para la moral dejar que los estudiantes visitaran el pueblo. Lo último que todos necesitaban era pensar que eran prisioneros en la escuela con nada más que lecciones y el partido ocasional de Quidditch para distraerse de otros acontecimientos más peligrosos. Las noticias externas no eran muy alentadoras, pero no podían dejarse llevar.

Harry no logró arrinconar a Draco hasta el día anterior al fin de semana de Hogsmeade. Las palabras de Hermione hicieron remolinos en sus pensamientos. Draco era un enemigo, pero durante los últimos meses se veía demacrado y lo suficientemente desorientado como para pensar que algo andaba mal. Harry lo había estado esperando dentro del Hall de entrada. En el camino hacia abajo, Harry se topó con Ginny que emergía de detrás de la estatua de la bruja tuerta que custodiaba el pasaje secreto que conducía a Hogsmeade. Sus ojos estaban otra vez brumosos y parecía muy desorientada.

—Hola Ginny —dijo Harry mientras salía de detrás de la estatua —¿dónde has estado? ¿No deberías estar en clase?

—En ninguna parte... Fred y George dijeron... Tengo que ir... a practicar... trabajar... hacer cosas importantes.

Y ella se fue, tropezando por el pasillo balbuceando para sí misma mientras lo hacía. Realmente extraño su comportamiento. Harry la había visto comportarse así una vez antes y ese entonces estaba preocupada. Esperaba que Ginny no estuviera haciendo algo ilegal o que pudiera meterla en problemas. Después de todo, la señora Weasley probablemente la mataría si lo hiciera. Se quedo unos minutos tratando de entender que pasaba con la pelirroja.

Casualmente cuando Harry se iba, Draco apareció por el camino donde minutos antes había aparecido Ginny, con el mismo semblante preocupado y temeroso. Quizá por ello logró hablar con Ginny, se alegró de que cualquiera que fuera la actividad que lo mantenía tan estresado, lo hubiera cansado y fuera incapaz de resistirlo. Así era como Harry lo quería.

—Malfoy, por aquí —llamó Harry y le mostró a Draco en un aula vacía. —Mira, voy a hablar y tú vas a escuchar. No me interrumpas o te hechizaré para que no puedas moverte.

La tensión era demasiada, Draco estaba a punto de maldecirlo y salir. Por un momento sus labios se movieron a punto de soltar una que otra palabra excesiva.

—Te lo dije ... sin interrupciones. —Alertó Harry con la varita en dirección del rubio. —De todos modos, estoy cansado de eso. No me gusta pelear contigo y espero que sientas lo mismo. Lo que le hiciste a Hermione con tu periódico fue totalmente fuera de lugar.

—Tu novia me importa muy poco...

—¡Dije sin interrupciones!

—Bien, así que aquí está la cosa. Si quieres resolver esto, no espero que te disculpes con Hermione, pero si que no intentes nuevas tonterías. Aunque no lo creas Hermione te defendió y quiere que te ayude.

Draco lanzó su mejor sonrisa fingida. No quería demostrar el dolor que lo aquejaba constantemente.

—No necesito ayuda —la voz de Draco se atascó.

—De cualquier manera, mi propuesta está en pie siempre que la necesites, te ayudaremos si nos necesitas.

—Es demasiado tarde, un niño tonto, no te atrevas a ponerme a prueba.

Una risa alta envió un escalofrío a Harry que literalmente hizo que su estómago se revolviera. Ya podría haber pocas dudas, Hermione tenía razón, Draco estaba metido en algo terrible.

¿NOVIO FALSO?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora