— Solo vamos a conocer a mis padres.— dijo Jungwon mientras sostenía la mano temblorosa de Jay, quién tenía la frente completamente sudada y no podía caminar bien debido a que sus piernas tambaleaban.
Después de dos años de relación, Jungwon le había propuesto conocer a sus padres y Jay acepto, al fin de al cabo era un gran paso para la pareja, pero una parte de él estaba insegura, tal vez al señor y la señora Yang no quisieran que un chico como el siga con Jungwon, no quería separarse de su pequeño gatito porque, lo amaba muchísimo, amaba cuando Jungwon se quedaba dormidito en sus piernas y soltaba pequeños y suaves ronquiditos, o cuando se reía de sus tonterías, o cuando mostraba sus hoyuelitos...en fin, que amaba muchas cositas de su novio, y si se lo arrebataran Jay simplemente no sabría que hacer.
— Ellos no podrán decirnos nada, llevamos dos años de relación Jay, tranquilo.— hablo Jungwon mientras sostenía la cara de Jay quién parecía que en cualquier momento podría ponerse a llorar.
— Pero, ¿y si no les caigo bien? ¿Y si quieren algo mejor para ti? Y-yo no sabría que hacer sin ti Wonnie.— contesto Jay mientras sentía que Jungwon dejaba un pequeño besito en su barbilla y luego uno en su mejilla, buscando de alguna forma calmarlo.
— JayJay, todo estará bien, ¿de acuerdo? No va a pasar nada malo, tu eres lo mejor para mí, eres el chico de mis sueños y si ellos no están de acuerdo pueden irse...a comerse mil limones.— Jay soltó una pequeña carcajada y atrajo a Jungwon más hacía él, dejando besitos por toda su cara antes de pasar a sus labios en un beso mucho más duradero.
— Tienes magia para hacerme sentir mejor, mi pequeño.— susurro Jay cuando se separaron, agarrando la mano de Jungwon para seguir con su camino hacia la casa de los padres de Jungwon, sus suegros.
Cuando llegaron, Jay volvió a sentir nervios por todo su cuerpo, relajándose cuando Jungwon dejo un beso en sus labios, mordiendolos tiernamente.
— ¡Oye! — dijo Jay mientras se reía, revolviendo el pelo de Jungwon.
El menor tocó la puerta de su casa y sostuvo las manos de Jay, dándole una mirada que hizo que su cuerpo dejará de estar tenso durante un pequeño rato.
La puerta fue abierta a los minutos, dejando ver a una señora de pelo negro y rizado, gafas y una pequeña sonrisa en su rostro, Jay se sorprendió bastante por el gran parecido que su Jungwonnie tenía con su madre.
— ¡Hola mamá!— saludo Jungwon, dándole un abrazo a su madre, sonriendo en grande.
— Hola mi amor, ¿cómo has estado?— contesto la señora Yang, separándose de su hijo para dirigirse a Jay, quién trago en duro, pero sintiéndose mejor cuando su suegra le acarició la cara.— Tu debes de ser Jay, el novio de mi hijo, es un placer, soy Yang Jisoo, puedes llamarme Jisoo Jay.—
— Es un placer señora Jisoo.— hablo animadamente Jay, Jungwon y su madre tenían un carácter muy parecido, ambos parecían poder estar sonriendo todo el día y eso a Jay le encantaba.
— El placer es mío pequeño, pasad pasad, Minho está en el salón, realmente tenía ganas de verte Jungwon.— exclamó su madre mientras dejaba pasar a ambos sin darse cuenta de que Jungwon le había dejado un rápido beso en los labios a Jay.
— ¿Ves? Te dije que no tenías que preocuparte.— susurro mientras sentía las manos de Jay enrollarse en su cintura para seguir caminando.
— Me preocupa ahora no caerle bien a tu padre.— susurro igualmente Jay.
— Le caerás bien, realmente mi padre siempre busca mi felicidad primero.—
Cuando llegaron a la sala de estar, un hombre de cabello castaño los estaba esperando mientras leía el periódico de aquel día, sonriendo cuando vio a su hijo acercarse para darle un apretado abrazo.
