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Jay y Jungwon eran vecinos y todos los días se veían a través de la ventana, eran inseparables, aunque nunca se hubieran hablado que no sea a través de la ventana.

Ambos habían generado sentimientos muchos más grandes que una simple amistad, a Jay le gustaba Jungwon y a Jungwon le gustaba Jay.

Cuando se veían, no podían evitar sentir leves mariposas flotar en su estómago y eso les hacía sentirse completos.

Jay quería dar otro paso en esa, extraña relación, que tenía con Jungwon, así que un día que ambos estaban hablando como era costumbre, decidió preguntar.

— Jungwon, ¿me darías la oportunidad de invitarte a una cita?pregunto, captando la atención de Jungwon, quién se sonrojo levemente mientras miraba a otro sitio, Jay pensó que Jungwon no podía ser más tierno.

— ¿U-una cita?— repitió Jungwon, recibiendo un asentimiento por parte del mayor.— O-oh, pues claro, me parece bien.— respondió, brindándole una suave sonrisa a Jay, quién sintió como su corazoncito daba un vuelco al verla.

Sería una mera mentira que ambos no se sentían nerviosos por lo que pudiera pasar en aquella salida, era la primera vez que se veían sin ser a través de la ventana y eso era un acto especial, como un siguiente paso en esa extraña relación que habían generado.

El tan ansiado día llego y con el, el nerviosismo creciendo en los organismos de ambos.

Jay llegó a la casa de Jungwon y tocó la puerta unas tres veces, que al instante fue abierta por el menor.

Jungwon se veía precioso a los ojos de Jay, su pelo algo despeinado, sus mejillas con un precioso color rojizo, una sudadera azul pastel con un pequeño corazoncito en el hombro derecho y unos pantalones negros rotos por las rodillas, se veía aún más pequeño en persona.

Y a los ojos de Jungwon, Jay era el chico más guapo del mundo, su pelo peinado levemente, aún así dejando que se viera igual de despeinado, un pendiente de mariposa colgando en su oreja, no era grande, era más bien diminuto y casi imposible de ver, una chaqueta de cuero sobre una camisa blanca de botones y un pantalón igual de negro que el suyo.

Los dos sintieron sus respiraciones cortarse al momento en el que se vieron.

— Yang Jungwon.— susurro Jay, haciendo que la piel del nombrado se erizase.— Estás precioso esta noche.—

Las mejillas de Jungwon se tiñeron aún más de rojo y trato de mil formas esconder una sonrisita tímida, pero era imposible si Jay lo miraba de esa forma.

— T-tu también estás muy guapo Seonggie.— halago de igual forma Jungwon al mayor, quién sonrió, extendiendo su mano hacia el menor, dándole señal de que la tomará.

— ¿Nos vamos ya, pequeño?— dijo, haciendo que Jungwon asintieran y cogiera su mano, entrelazando sus dedos con los del mayor.

Era la primera vez que se veían y ya sentían miles de mariposas recorrer todo su organismo.

— ¿A dónde iremos, JayJay?— pregunto Jungwon, logrando que la atención de Jay se posará en el.

— Había pensado en ir al cine, pero todas las películas ya han terminado, así que...¿que te parece ir a pasear por la playa?— sugirió Jay, viendo como los ojitos de Jungwon se iluminaban y asentía repetidas veces.

En el camino, hablaron de diversos temas, rieron y muchas veces se quedaban mirando a los labios del contrario, apartando la vista al minuto.

— Pues ya estamos aquí.— dijo Jay una vez llegaron a una playa, no estaba del todo vacía, pero no habían demasiadas personas caminando por el paseo marítimo que tenía.

𝐉𝐚𝐲𝐰𝐨𝐧 𝐝𝐫𝐚𝐛𝐛𝐥𝐞𝐬 ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora