Donde Jay y Jungwon esperan la llegada de dos personitas.
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La habitación estaba completamente vacía, en ella no se oía nada... bueno, tan solo los pequeños ruiditos provenientes del baño, Jungwon había vuelto a levantarse con náuseas, por lo que corrió al baño, siendo perseguido por Jay, quién comenzaba a preocuparse demasiado por su pequeño novio.
— Wonnie...mi amor ya pasó, ¿si? Venga lávate los dientes y vamos a desayunar.— susurraba suavemente Jay mientras acariciaba los cabellos de Jungwon, en un intento de calmarle, cosa que funcionó ya que Jungwon había dejado de llorar.
— Hyung...llevo casi un mes vomitando, ¿crees que es algo malo?— dijo Jungwon mientras tiraba de la palanca para luego ponerse en pie y acostarse un poco en el pecho de Jay, quién envolvió sus brazos en alrededor de él.
— Cariño...creo que debemos de ir al médico.— hablo Jay, viendo como los ojitos de Jungwon volvían a cristalizarse.— Se que no te gustan los hospitales pero estoy preocupado por ti, así que cuando terminemos de desayunar iremos, ¿vale?—
Jungwon se quedó callado por un largo rato, hasta que finalmente dijo:
— Hyung, desayuné usted solo, creo que he engordado, si no míreme.—
Jay lo miro confundido, Jungwon estaba perfecto, como siempre, esa suave barriguita que tanto amaba tocar seguía siendo preciosa, tal vez un poquito más hinchada pero seguro debido a todo lo que había vomitado.
— Yo te veo precioso, como siempre, no pienso dejar que dejes de desayunar, anda, vamos.— decía Jay mientras alzaba a Jungwon, quién trataba de bajar de miles maneras posibles, pero luego rindiéndose porque, realmente amaba que Jay lo alzará, le hacía sentirse tan amado.
Lo sento un una de las sillas y se fue a preparar el desayuno de ambos, unas tostadas con unas fresitas, la fruta favorita de Jungwon, y un batido de chocolate.
Mientras Jay cocinaba se puso a pensar en que podría tener Jungwon, ¿tal vez un virus de estómago? No, no estaría vomitando tanto, ¿una infección? Puede ser una opción, pero se quedó congelado cuando pensó en qué tal vez Jungwon estaba esperando un hijo.
Lo miro y lo vio jugar con sus pies, sonriente, como un niño pequeño, entonces también sonrió, imaginándose cómo sería Jungwon cargando a un bebé.
Soltó un suspiro, por más que deseara formar una familia con Jungwon, sabía que a lo mejor el menor aún no se sentía listo, y el esperaría todo el tiempo que hiciera falta.
Termino de cocinar, puso las tostadas en platos, corto las fresas en rodajitas y saco un batido de chocolate para Jungwon.
— Aquí está el desayuno para el mejor novio del mundo.— dijo Jay mientras ponía el plato en frente de Jungwon, quién sonrió dejando un fugaz beso en la nariz del mayor.
— Gracias Hyung.— susurro antes de empezar a comer.
Jay amaba ver al menor feliz, lo hacía sentir una calidez en su pecho que nunca había sentido antes, Jungwon para él, era especial, el más especial en su vida.
Aún recuerda como lo conoció, ambos se chocaron en la cafetería del instituto y sus bebidas cayeron en la ropa del otro, pero eso no les importo porque cuando hicieron contacto visual, sus corazones comenzaron a latir fuertemente y sintieron un zoológico en sus estómagos.
