Jungwon se encontraba solo en el dormitorio, los chicos habían salido y lo dejaron al pobre solito, sin nadie y con frío.
Y también con falta de mimos.
Jay había salido a comprar algunas cositas para preparar la cena, y como Jungwon se encontraba dormido en aquel instante, no quiso despertarle, así que se fue sin él.
Y un Jungwon con un puchero, mimoso y completamente adormilado marcaba el número de teléfono de su novio, quién lo cogió al instante.
— ¿Bebé? ¿Ya te despertase de tu siestita?— pregunto Jay con voz dulce mientras seguía cogiendo los alimentos de los estantes del supermercado.
— Me has dejado solito.— contesto Jungwon mientras algunas lagrimitas se formaban en sus ojos.— Yo quería dormir un ratito contigo y luego acompañarte, pero me dejaste solo, Hyung ahora necesito mimos, ¿quién me los dará?—
Jay río enternecido en la otra línea, llamando la atención de varias personas, aunque poco le importaba.
— Cielo, me quedan pocas cosas que comprar y ya voy a casa para llenarte de besos y abracitos, tan solo espera unos cuantos minutos más.— dijo Jay, caminando para comprarle algunas cositas a Jungwon, sonriendo mientras se imaginaba a su novio con una de sus sudaderas y con su pelo algo largo todo despeinado y sus mejillas levemente sonrosadas.
Jay debía darse prisa si quería mimar a su novio todo lo que quería.
— Está bien, pero no tardes, mi cuerpecito necesita tu calorcito Hyung.— contesto Jungwon, despidiéndose de Jay para colgar el teléfono, haciéndose bolita en el sofá.
Luego de un rato, se levantó y se dirigió a la cocina, donde planeaba prepararse algo, tal vez calentarse algún panecillo y untar mantequilla en él.
Saco el pan y la mantequilla y se dispuso a calentar el primer alimento, sin escuchar que la puerta del apartamento era abierta, dejando entrar a un Jay sonriente quién buscaba a Jungwon con la mirada.
Un tierno estornudo le hizo saber que su gatito mimoso estaba en la cocina, dejo las bolsas en la mesa del salón sin hacer mucho ruido y se colocó detrás de Jungwon, abrazándolo por la espalda, sobresaltadando a Jungwon.
— Hola gatito.— susurro Jay mientras dejaba castos besos en el cuello de Jungwon.— ¿Que haces?—
— Tenía hambre, así que pensé en hacerme algunas tostadas.— respondió Jungwon mientras se daba la vuelta y quedaba cara a cara con Jay.
— ¿Sigues mimoso? Te quiero dar muchísimos mimitos hasta que te canses.— dijo Jay dejando varios besos en las mejillas de Jungwon, quién soltaba pequeñas carcajadas.
— Sabes que siempre que me despierto estoy mimoso, quiero mimos Hyung.— contesto Jungwon mientras se colgaba de Jay al estilo Koala, sintiendo más manos de Jay acariciar su cintura.
— Wonnie, se te va a quemar el pan.— recordó Jay sin que Jungwon le hiciera caso.
— Ya no tengo hambre, quiero mimos.— contesto Jungwon aferrándose aún más a Jay.
— Pues vamos a darte todos los mimitos del mundo pequeño.—
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Ambos se encontraban en la cama del más bajito, Jungwon acostado en el pecho de Jay y este repartiendo caricias y besos por todo el cuerpecito de Jungwon.
Jay admiraba dulcemente como Jungwon tenía las mejillas sonrojadas por todo el amor que estaba recibiendo, era algo que siempre le pasaba al pequeño, un beso, un abrazo o alguna otra muestra de cariño y Jungwon ya parecía un Tomatito.