Nada esta bien

999 56 4
                                    

Ahora que he dejado de saber de Aron y no abrí su maldito mensaje y Isabel solo esta como de pasajera en mi vida ya no me preocupo de nada.
Estoy en una situación donde me la paso llorando más de lo habitual pero supongo que es porque estoy avanzando y es un proceso muy doloroso pero del cual pudo salir más fuerte que nunca.
Estoy convencida de que después de esto no podré sentir el dolor que he estado sintiendo por unos meses.
Es viernes y decidí poner mi vida en orden, me salgo de mi rutina para distraerme, me voy por otro lado para dirigirme a la escuela, veo caras diferentes aunque el sitio me lo sé de memoria.
Llego por atrás de la escuela y entro dándole una sonrisa al prefecto que revisa las credenciales y el me sonríe con amabilidad
Es raro cuando veía por mucho tiempo a una persona porque me preguntaba cómo iría su vida, familia, economía, amor, estabilidad emocional y algunas veces con tan solo mirar fijamente a alguien podía darme cuenta del vacío que sentían y ellos sonríen como si nada. O es porque yo estoy al igual que ellos.
Decido dejar de pensar tontería de cada persona que cruzo mirada. Me encuentro a un amigo de otro salón llamado Juan
Juan es un chico blanco, algo, cabello quebrado y necio, ojos grandes, nariz pequeña. Es un amigo que siempre que tenía la oportunidad de hablarme lo hacía pero por esta ocasión solo sonrío y caminando rápido ya que tampoco es como que tenga tantas ganas de hablar con él, no es por ser grosera solo no quiero hablar con nadie.
Llego a mi salón y pensando en tareas que debía entregar hoy, escucho a max detrás de mi y cuando volteo el me estira los brazos para envolverme en ellos en un cálido abrazo lo cual acepto y solo pregunta cómo estoy a lo que respondo que bien.
Max es uno de los amigos que jamás dejaría de hablarle, es bien amigo y muy directo y esas personas son las quiero siempre en mi vida.
Me siento a lado de él y me recargo en su hombro mientras explican los proyectos para el próximo viernes y hago anotaciones del proyecto.

Al estar recargada en su hombro de max me doy cuenta que me alejo de las personas sin avisar solo lo hago sin dar explicaciones y luego regreso sin decir un perdón o explicación y algunas personas ya saben que soy así y me dejan alejarme y dejan que me acerque cuando me siento bien.
Pasan las dos horas rápido y solo escucho a mis compañeros hablar y la verdad es que ya no me quiero sentir bloqueada porque así es como estoy, bloqueada que no me importa una mierda lo qué pasa a mi al rededor y está bien eso.
Río de vez en cuando con cosas que cometan compañeros y ellos ríen por mi risa contagiosa.
Me hago una coleta alta y me recargo en la banca haciendo el trabajo, escucho el timbre para el receso y tomo mi desayuno y bajamos a sentarnos a unas bancas, hace mucho frío y de cada rama caen gotas que al momento no te empapan pero si duras mucho tiempo ahí si terminas empapado, buscamos una banca que esté libre de ramas pero era casi imposible así que nos sentamos en la que estaba menos mojada.

Gabriel llega con los demás chicos y deciden sentarse con nosotros, ese grupo de amigos siempre se me hizo muy sincero y directo. Nunca los veías pelear por malos entendidos ya que todos eran directos y nunca se peleaban más que jugando.

Levantó mi mirada y veo a Isabel sonriendo y la luz del sol le alumbra todo el rostro sin dejar atrás esa sonrisa hermosa que tiene, me gusta mi puedo negarlo pero no le gustaría tenerla de nuevo en mi vida.
Ella nota que la observo y me hace una seña para que vaya con ella así que mis pies actúan primero antes de que pudiera decir que si o no.

Isabel - Ven a caminar conmigo flaca
La sigo mientras vamos calladas y ella me pone su brazo en mi hombro.

Alaska - ¿Como has estado? Le regalo una sonrisa.

Isabel - Bien, me siento bien y tú?
Le da un trago a su refresco

Alaska - Si igual bien y que bueno que estes bien
Río nerviosa.

Enamorada de mi amiga Donde viven las historias. Descúbrelo ahora