Nueve meses después

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Kaori se encontraba en la cocina agregando cebollas verdes picadas a un bowl lleno de tofu. Matsuda, sentado en el comedor, tenía la mirada fija en su celular.

—Esta cocina es dos veces más grande que la mía.—dijo Kaori mezclando los ingredientes—Por más que la veo no dejo de sorprenderme.

—Ni yo.—Matsuda guardó el celular en el bolsillo de su traje—¿Qué estás haciendo?

—Mapo tofu.—Kaori le sirvió una porción y se sentó para comer también—¿Te gusta?

Matsuda engulló una cucharada y abrió los ojos a toda su expresión, después tomó una bocanada de aire, su rostro estaba tornándose rojo.

—Picante...—respondió—Muy picante.

—Sí, algo...

—Pero está muy bueno.—Matsuda comió un poco más, su rostro volvía a teñirse de rojo.

Kaori sonrió, el agente estaba un poco más contento de lo habitual.

—Matsuda...

—¿Hum?

—¿Te llegó una buena noticia?

—¿Buena noticia?

—Tu celular, lo mirabas fijamente.

—Ah, eso...—Matsuda se rascó la nuca—¿Te acuerdas de Sayu?

—Sí.

—Pues su madre me envió un mensaje de texto diciendo que las terapias están funcionando.

Kaori volvió a sonreír, cada que recordaba todo ese asunto de la Life Note no podía evitar pensar en Matsuda. Estaba segura de que si ella no hubiera encontrando la libreta, Matsuda lo habría hecho.

Sayu Yagami era el interés amoroso de Matsuda desde hacía ya tiempo. La chica no podía caminar debido a un shock que sufrió al ser secuestrada por la mafia debido a que su padre era agente de policía. Sayu, además de quedar discapacitada, perdió a su padre y a su hermano quien también era policía. Ambos estaban involucrados en el caso Kira. Desde entonces, Matsuda apoyó a Sayu y a su madre tanto económica como moralmente.

—Yo sé que Sayu se pondrá bien.—dijo Kaori.

—Gracias.—Matsuda le regresó la sonrisa—¿Podría llevarle un poco de tofu a Sayu y a la señora Yagami?

—¡Claro! Hice bastante.—Kaori señaló el refrigerador—También hice helado de lima-limón, podrías llevarle también.

—Helado de Lima-limón...—repitió Matsuda, pensativo.

—¿Pasa algo...?

—No, nada, es sólo que hace tiempo que no comía helado casero...

—¿Hace cuánto?

—Cinco años.

—Vaya, eso es mucho tiempo.

—Recuerdo que el mayordomo de Ryuzaki hacía helado para nosotros.

—¿Ryuzaki?

—Lawliet, pero prefería que lo llamáramos Ryuzaki. En esos días combatíamos a Kira comiendo helado y...El celular de Matsuda sonó. Él lo extrajo de su bolsillo, miró quien era, emitió un suspiro y contestó—¿Hola? Sí, estoy aquí, también Kaori. En la cocina. Adiós.

—¿Quién era?

—Near. Me preguntó donde estaba, debo acceder a la computadora central en dos horas.

—Oh, ya veo ¿Sabía que estamos en el edificio?

—Sí, no tiene problema con eso.

—¿Cuándo vuelve de Bélgica?

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