XV: Curiosidad

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Nasty, como la mayoría de los Shinigami, se aburría con bastante facilidad. Era una Shinigami bastante curiosa, y siempre se hacía preguntas en la mente.

¿Qué pasaría si...?

Sus preguntas siempre eran cosas bastante locas.

¿Qué pasaría si doy mi segunda Death Note a una estrella de rock?

Su pregunta ya había sido respondida: Nada. En los meses en los que estuvo al lado del vocalista de Clockwork Orange no ocurrió nada. El chico fue tan debilucho que renuncio al enorme privilegio de tener una Death Note sólo porque una chica se lo pidió. 

Ahora que tenía su segunda Death Note de vuelta no sabía qué hacer con ella.

¿Qué pasaría si...?

Nasty quería hacer un nuevo experimento, pero no se le ocurría nada. Mientras volaba miraba a los humanos caminar, cientos y cientos de nombres y fechas de muerte.

—¡Ese muere mañana!—dijo Nasty señalando a un hombre que salía de un edificio. Entonces miró fijamente al chico que salió después de aquel hombre. Destacaba entre todos los demás, pues era rubio. Por más que Nasty se acercó no pudo leer su nombre ni su fecha de muerte.

Este chico, pensó, ha de ser propietario de una libreta blanca. No, no sólo eso. Su apariencia...es muy perfecta. Eso es, ha de ser un ángel, ¡Jamás creí ver uno!

¿Qué pasaría si...Lanzo mi segunda Death Note sobre la cabeza de ese chico?

¿Se quemará? ¿Desaparecerá? Sonaba divertido.

Nasty lo siguió los siguientes quince minutos. Tiempo en el que el joven caminaba hacia el parque más cercano. Cuando Nasty lo vio detenerse y sentarse en el césped, dejó caer la libreta sobre él.

—¡Au! —se quejó el joven, tomando la libreta—¿Qué rayos? ¿De dónde salió esto?

El rubio acarició la portada, sonriendo lentamente. Sabía perfectamente qué era lo que tenía.

Ese chico era Kisu.


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