XlX: Transparente

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—Entonces, ¿Eres maestra de inglés? —preguntó Hyde.

—Sí, en la preparatoria Minakami, está aquí cerca. —respondió Kaori, mientras calificaba los ensayos de sus estudiantes.

Hyde llevaba tres días viviendo en el departamento de Kaori, en ellos la joven pudo enterarse de unas cuantas cosas respecto a Hyde, como que tenía la misma edad que ella y que era de nacionalidad rusa. Era una persona con manías un tanto extrañas; por ejemplo, en ese momento estaba sentado de cabeza en el sillón, leyendo la guía para maestros de la materia de inglés que Kaori siempre llevaba a las clases que impartía. Hyde también mordía sus uñas cuando se ponía muy pensativo. Para ser un asesino a sueldo era realmente infantil, eso pensaba Kaori.

—El inglés es muy fácil—dijo Hyde sin despegar sus ojos de la guía.

—Fueron muchos años de universidad.—respondió Kaori, inevitablemente ofendida—Créeme, no es fácil.

—Yo sé inglés.—afirmó Hyde—Aquí, en la página cincuenta, dice Pasado progresivo y te explica que primero va el sujeto después To be (was/were) y luego el verbo junto con ing. Vienen varios ejemplos, deberían quitar unos cuantos. Eso puede llegar a confundir a los estudiantes.

Kaori se mordió el labio, pues tal como había dicho Hyde, la página cincuenta hablaba del pasado progresivo. Al parecer Hyde era un chico muy listo.

—Sí, sin duda sabes inglés. —dijo Kaori. De alguna forma sentía que Hyde la había humillado.

—No sólo inglés. —dijo Hyde sin una gota de presunción—También francés, italiano, árabe, coreano, chino, portugués, español, filipino, latín, griego y obviamente japonés.

—Oh...Vaya...— Kaori se quedó helada—Tal parece que te crees muy listo por eso.

—No me creo.—la voz de Hyde sonaba tan inexpresiva como al principio de la conversación—Lo soy.

Por dentro Kaori decía todas las palabras mal sonantes que conocía. Hyde le parecía realmente engreído.

—A decir verdad, de donde vengo todos lo eran. —dijo él.

—¿De dónde tú vienes...Todos son listos?

—Así es. Siempre estábamos con una ligera presión. Era como una competencia diaria de quien tenía las mejores habilidades deductivas. No me gustaba.

—No entiendo.

—No te preocupes por entender, el punto aquí es que salí de una cuna de genios donde mis intereses eran distintos. Eso de ser detective no era lo mío. Se necesitaba a alguien para que lo fuera, y ese no era yo. Seguir ahí no me hacía feliz. Se podría decir que mi vida comenzó a los dieciséis años cuando abandoné ese lugar.

—¿Te fuiste de tu hogar?

—Nunca sentí que ese lugar fuera mi hogar. Aunque estoy agradecido, nunca me faltó nada los nueve años que viví ahí.

Al parecer Hyde era un desperdicio de genio. Sabía doce idiomas, quizá si se hubiera ido por otro camino no habría terminado como asesino a sueldo. Kaori supuso que lo mejor sería cambiar de tema.

—Oye, Hyde. —dijo ella.

—¿Sí?

—¿Cómo fue que aprendiste todas esas lenguas?

—Ah, mi aprendizaje no fue la gran cosa. Todo lo que hice fue leer.

—¿Nada más?

—Sí, me gusta leer. Todo mi tiempo libre es lectura.

Kaori no pudo evitar visualizar a Hyde llegando de su trabajo con la ropa salpicada de sangre, para después sentarse de cabeza en una silla y tomar un libro. Sin duda aterrador.

—Interesante. —dijo Kaori. 

Hyde volteó a verla.

—¿Todo bien?—preguntó él.

—¿Eh?

—¿Te doy miedo?

—No, para nada.

—Nunca he matado a una mujer o a un niño. Sólo hombres, y créeme que lo merecían.

Kaori era una chica transparente. No se necesitaba tener el intelecto de Hyde para saber que se sentía aterrada.

 —¿De...Verdad?

—Así es. Soy un asesino, pero hasta en asesinos hay categorías.

—Te creo—Kaori bajó la mirada.

—¿Confías en mí? —preguntó Hyde, muy serio.

Kaori sonrió.

—Por supuesto.


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