Life Note

XLlll: Llamado

Kaori caminaba sola por el parque de la ciudad. Tenía pensando llamar a sus amigas para que le hicieran compañía, pero al final decidió ir sola. Necesitaba despejarse. Portaba un vestido blanco de algodón, muy parecido al de la muñeca que había tallado Near cuando se conocieron.

Su vida era totalmente normal de nuevo. Saviour había desaparecido. Al principio se sintió culpable al ya no revivir a más personas, pero se dio cuenta de que eso era lo mejor. La muerte era algo que todos debían enfrentar, y Kaori no era Dios para aplazarla. Tenía la Life Note en su bolso en ese momento, se sentía más segura cuando la llevaba a todas partes.

La joven dejó de caminar cuando se encontró con el árbol donde había encontrado la libreta.

Lentamente, caminó hasta él y se sentó, el árbol le brindaba su sombra. La paz que en ese momento sentía era indescriptible. Estuvo ahí unos minutos cuando entonces miró a un joven que brillaba.

Otro ángel, pensó Kaori.

Ese ángel era Glitter.

Glitter, sin poderlo creer, contempló desde lejos a esa chica que brillaba. Debía ser ella, sentía que debía acercársele.

El ángel leyó Kaori sobre su cabeza. Sin dudar corrió hasta quedar frente a ella, sentía como si el corazón fuera a escapársele por la boca. Kaori sentía lo mismo, y no sabía por qué.

—Eh...Señorita... —dijo Glitter. Desde hacía mucho tiempo tenía todo un plan trazado, pero en ese momento perdió el hilo de sus acciones y no supo por dónde empezar—Yo...Bueno...

—Glitter. —dijo Kaori, leyendo esas letras que flotaban sobre él—La libreta tiene tu nombre, la necesitas para conservar tus alas y seguir en el paraíso.

Kaori extrajo la libreta de su bolso. Glitter la miró con súplica.

—Así es.

Kaori le sonrió.

—Toma. —Puso la Life Note frente a él—Esto te pertenece.

A Glitter le temblaron las piernas, el corazón seguía amenazando con salir en cualquier momento. Debía controlarse para no gritar de felicidad.

—Kaori...Señorita...Gracias...

—No es nada. Has de haber estado muy angustiado buscándola por todo este mundo.

—Lo estuve. Pero ahora estoy muy tranquilo. Gracias por cuidar de ella, si otra persona la hubiera tomado quizá no la hubiere cuidado, o no me la hubiere dado.

—Jamás creí conocer a un ángel.

—Yo jamás creí que en verdad existiera un humano con un alma pura.

Se vieron a los ojos, sonreían. Ya no había nada de qué preocuparse.

—Glitter...

—¿Sí?

—Antes de que te vayas, ¿Puedo pedirte un favor?

—El que sea.

—Cuida mucho de las personas que aprecio y que ya no están conmigo. No tengo la menor duda de que ahora están en tu mundo.

Glitter no pudo evitar sentir un vacío en su pecho. El destino de los humanos al morir era la nada. Supuso que lo mejor que podía hacer era mentirle. Los humanos siempre necesitaban algo en qué creer.

—Lo haré.