Capítulo uno

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El sol había salido y se escuchaba el canto de las aves, el olor fresco de los árboles que rodeaban la casa hacían que mi mañana se sintiera como el reflejo de una enorme tranquilidad, abrí mis ojos cansados por quedarme despierta hasta tarde y solté un bostezo.

Baje mis pies de la cama y sentí el frío del suelo, tenía unas medias pero aún así me apuré, buscando a ciegas mis pantuflas.
Bostecé nuevamente y me encamine al baño. Después de veinte minutos de haberme aseado, casi temblando regrese a la habitación para hacerme bolita entre las sábanas.

-¡Liz, apúrate que se hará tarde!- escuché gritar desde la planta de abajo.

No conteste y solo me volví a levantar y a tomar algo de ropa, unos jeans oscuros y una playera estampada y claro, una gruesa sudadera que me tapaba un poco más que las muñecas.
En cuanto baje sentí la mirada de Bella y solo me extendió un vaso de jugo.

-Tardaste demasiado de nuevo.- comenzó dándome una mirada de desaprobación.- Si todos los días sigues así, olvida que te lleve.

-Aunque quisieras dejar de llevarme, papá no te dejaría y lo sabes.- contesté con una leve sonrisa burlona mientras tomaba el jugo.

Bella rodó los ojos.- Aún así debes apurarte más la siguiente vez.- dijo mientras daba un pequeño empujón por delante a mi hombro.

-Lo que digas, capitana.- le afirmé con una risa mientras dejaba el vaso ya vacío en la mesa.

El camino a la escuela era simple y debido a su regularidad comenzaba a ser algo cotidiano.
Tanto Bella como yo nos mudamos hace poco más de una semana a Forks, debíamos darle más espacio a mamá y también debíamos convivir más con papá, al menos de manera simple así era, aunque yo también necesitaba salir de Phoenix.

Hoy comenzaba la semana de nuevo y en realidad todo ha ido bien, mi hermana me reconforta en recesos junto a su grupo de amigos con quiénes me uno un poco a fuerzas pues aún no había hecho algún amigo por mi cuenta.

Al llegar me despedí de Bella con una sonrisa y camine hacia la clase de literatura, sí, habíamos llegado casi rozando la hora establecida gracias a mi retraso.
Tome asiento y bostecé, pensando en que el baño no ayudo lo suficiente como para sentirme con energía y que debí haberme tomado un café.
La profesora no había llegado, así que coloque mi cabeza entre mis brazos recargando mi frente contra la mesa.
Al menos hasta que la profesora entró disculpándose por su retraso, haciendo que la clase iniciará inmediatamente, pero entre la explicación del surrealismo y el frío tan cómodo, no podía evitar sentirme adormecida, lo cual era una lastima ya que amaba esta materia.

Para los siguientes periodos ya estaba más despierta, así que tenía un día con normalidad. Cambiaba de clase hacia historia que era la última antes del descanso.
Estaba segura que poner materias tan teóricas en las primeras horas de clases era un error, se podía disfrutar de ellas pero no cuando la mayoría cabezeaba durante las explicaciones.
Mientras estaba sumergida en mis quejas mentales, caminaba distraída, tanto que no me dí cuenta que había chocado con alguien hasta que sentí como caía en el frío piso del pasillo, no tenía idea de quién era pero el impacto pareció solo afectarme a mí, ya que era la única tirada en el suelo.
Había topado con una chica, un poco más baja que yo y de cabello corto, la reconocí inmediatamente.
Esa chica era Alice Cullen.

-Disculpa no estaba viendo por dónde caminaba.- me extendió su mano con una sonrisa.

Contagiada por su amabilidad instantáneamente le sonreí de vuelta y acepté su tacto, pero solo para notar que su mano estaba increíblemente helada. La confusión hizo que alejara la mano levemente pero de todas formas volví a su agarre haciendo que me ayude a levantarme.

𝗙𝗮𝗹𝗹𝗶𝗻𝗴 𝗳𝗼𝗿 𝘆𝗼𝘂 | 𝐂𝐚𝐫𝐥𝐢𝐬𝐥𝐞 𝐂𝐮𝐥𝐥𝐞𝐧 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora