Capítulo treinta y siete

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Capítulo treinta y siete: Hablar las cosas.

Mordí mi lengua evitando esos pensamientos.
Solo es por qué está preocupado por Edward, esto no iba a significar que todo estaba bien de la nada.

Él maldito me dejó por una llamada.
Claro que no íbamos a estar como si nada.

Pero su hijo podría morir, no es momento de mostrarle mis rencores.
Aún.

Sonreí y le aparte la mano pero él también sonrió a mi dirección.

— Deberías ir con los demás, es más probable que tengas noticias prontas de Jasper o Rosalie.

—¿Te vas a ir?— me preguntó.

No había escuchado esa voz en tanto tiempo, había olvidado lo linda que era.
Pero no caeré en esos encantos, me hizo sufrir y por ello tendré fuerza de voluntad para no hacerlo.

Así que asentí.

— Pensé que te ibas a quedar a esperar a que volvieran.— me estaba mirando, su rostro tenía tintes de esperanza.

Pero no me iba a quedar, ¿por qué?
Todos fueron al bosque a fin de cuentas, quizá a cazar o calmar sus preocupaciones.
No iba a quedarme sola con él, era peligroso, no por él, sé que no se me iba a acercar si no veía consentimiento de mi parte.
Era peligroso por qué no sabía cuánto iba a resistir el pensamiento de besarlo y decirle que todo estará bien.

—Uh no, yo debo cubrir a Bella en casa así que no puedo quedarme.— mentí.

—Bueno ¿quieres que te lleve?— ofreció.

—No hace falta, le llamaré a Anne para que venga por mí.— sonreí amable.

Así hice, le dije que era extremadamente urgente que llegara.

Había cierto silencio incómodo formado y un ambiente un tanto denso.

— Creo que deberíamos hablar de las cosas.— mencionó, finalmente.

— Sí, deberíamos. Pero no ahora, cuando sepa que mi hermana está bien, podré tener otra preocupación en mente.

— Lo entiendo.— sonrió cortamente.

La puerta sonó y Carlisle abrió.
Era Anne, habían pasado solo cinco minutos y Anne ya había llegado.
Sí que entendió la palabra urgente.
Aunque es más probable que estuviera cerca de la zona.

El rubio se apartó de la puerta y me dejó pasar pero antes de irme, el tomó mi muñeca.

— De verdad hablaremos. Quiero que escuches todo lo que tengo que decir, mis motivos.

— Si, bueno. Me muero por saber que motivos tuviste para decir que solo jugaste conmigo por llamada telefónica.— le mire seria.— No hay forma de hablarlo sin que me pueda enojar, Carlisle.

Anne se puso a mi lado tomando mi brazo y viendolo mal, era su forma de decir que ya nos fuéramos.

— Solo ahora no lo menciones, no quiero ser así contigo mientras tú estás en esta situación.

El ya no dijo nada y ambas nos fuimos hacia el carro. Nos subimos y no tardó en arrancar.
Carlisle seguía en la entrada y solo seguí viendo hasta que no hubo campo de visión.

— Wow, no pensé que lo pudieras manejar así de bien.— celebró mi amiga.

— Ni yo, la mitad de mis pensamientos eran sobre besarlo y abrazarlo hasta que no pudiera más.

Ella se soltó a reír pero yo no podía hacer más que sonreír, me sentía demasiado alterada y con sentimientos en guerra.

—¿Ya estabas en la zona?— le pregunté, había llegado muy rápido.

—Sí, por cualquier cosa yo podía llegar rápido contigo.— me sonrió.

— De verdad te adoro, Anne

— Sabes que yo a ti, linda.

Me recosté en su asiento con pesadez.

— Despiértame cuando estemos en tu casa.

Avisé y cerré los ojos.

𝗙𝗮𝗹𝗹𝗶𝗻𝗴 𝗳𝗼𝗿 𝘆𝗼𝘂 | 𝐂𝐚𝐫𝐥𝐢𝐬𝐥𝐞 𝐂𝐮𝐥𝐥𝐞𝐧 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora