𝗙𝗮𝗹𝗹𝗶𝗻𝗴 𝗳𝗼𝗿 𝘆𝗼𝘂 | 𝐂𝐚𝐫𝐥𝐢𝐬𝐥𝐞 𝐂𝐮𝐥𝐥𝐞𝐧 |

Capítulo cuarenta y dos (2)

- ¿Que pasa contigo?- reclamó con un tinte agresivo al acercarse a mí.

- Ah, buenas noches, yo estoy bien y tú estás cometiendo un delito.- dije levantándome.

- Si, claro. Te molestaba tanto cuando Carlisle lo hacía ¿No?

- ¿Que haces aquí, Rose?- le cuestioné, un tanto exhausta.

Me alegraba de ver a Rosalie, es una buena amiga, pero no interrumpiendo de la nada y con una mala actitud.

- No nos hablas.- la miré.- no me hablas.

Me quedé callada, solo viéndola hasta que se acercó a la orilla de la cama.

- Ha pasado un mes y no cruzas palabras con nosotros. Sé que es difícil lo de Carlisle, pero no puedes solo hacerte nuestra amiga y luego ignorar que existimos.

- ¿Por qué no? Ustedes lo hicieron.

Ella frunció el ceño.

- Las circunstancias eran diferentes, estabas en peligro y bueno, tu hermana también. Pero ya no eres la misma humana frágil.

Y ahora yo fruncí el ceño ¿Se refería a lo que yo creía?

- Edward, hablaba con Alice de eso y bueno, somos vampiros, no podemos guardar secretos realmente.

- Sí, lo noté.

- Alice no quiso venir conmigo, dijo que si lo hacía solo ibas a echarnos.

- Si bueno, no estaba tan equivocada. La quiero pero me tiene harta con el tema de Carlisle.

Ella rió.

- Si, bueno. Ya sabemos cómo es Alice, cuando algo quiere, lo obtiene sin importar qué.

- Eso es cierto.- le dije con una sonrisa.

Rosalie se sentó a lado mío, aún respetando el espacio que había puesto indirectamente entre nosotras.

-No es fácil, tener que afrontar los cambios y una nueva realidad que uno no pide, entiendo eso.

- Sí, bueno.- la miré.- Tengo un buen tiempo así, no es algo que enfrenté sola o que es reciente.

- Aún así no le has podido decir a tu propia hermana. - dijo alzando una de sus cejas.

Yo no hable más y ahora solo veía el techo, tirandome en la cama de espaldas.

- Solo digo, que no tienes que guardarlo para ti y una persona más, puedes hablarnos, hablarme.- hizo una pausa.- Escucha, es cierto que tu hermana no me agradaba y al inicio, tampoco mucho tú. Pero, de alguna forma me terminaste agradando, no quiero solo que nos ignoremos y hagamos como si no nos conociéramos más que a lo lejano, no es así.

Escuché sus palabras, sintiéndome un poco culpable, solo un poco. Puedo ser empática y entender por qué hicieron lo que hicieron. Pero estaba esta parte de mi, con la necesidad de ignorarlos y alejarlos de mi vida porque gritaban peligro, aún después de todo.
No porque fueran peligrosos como vampiros, sino porque en cualquier momento me harían lo mismo nuevamente, no podía solo confiar en ellos como si nada, eran una familia unida y muy linda, pero no estaban listos para aceptar extras en su farsa.

Aún así, solo sonreí. No iba a decir nada de lo que pensaba, ya no.

- Es difícil.- conteste con simpleza.

Rosalie suspiro pesadamente, quizá esperaba que me abriera.

- Yo te entiendo, no espero más. Pero que sepas mis palabras, Liz, te tenemos mucho aprecio realmente.- sonrió y antes de que me levantará ella ya no estaba en la habitación.

Capítulo cortito y casi de relleno, una extensión del anterior, pero necesitaba expresar que los Cullen también se preocupaban por su amistad con nuestra protagonista. Se les quiere! Y se agradecen estrellitas.