Capítulo cuarenta y tres

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El destino es misterioso, siempre obra como parece ser mejor. Incluso cuando es lo que menos quiero y deseo.

Capítulo cuarenta y tres: la lluvia inoportuna.

Isabella Swan habia salido de la ciudad junto a Edward Cullen. Mi hermana y su novio habían ido a ver a mamá, al parecer era uno de los desesperados intentos por Edward de convencer a bella de arrepentirse de su decisión.

Al menos eso me dijo Rosalie.

Aún así, no sería una mala oportunidad de ver a los Cullen sin el chismoso de Edward rondando por la casa, sin mi hermana haciendo presion por verlos aún.
Incluso en esas circunstancias ¿Realmente estaría visitando a los Cullen? O solo buscando excusas para ver a Carlisle.

—¿En qué piensas?— preguntó Ann.

Voltee a verla, fuera de mis pensamientos. Regresandome a la realidad, estaba en el descanso de mi entrenamiento sabatino de porristas.

—Extraño a bella.— le contesté sin mucho interés.

—Apenas y se fue hoy.— dijo con su ceja alzada.— ¿A quien extrañas realmente?

"A Carlisle" pensé.

—Nadie.— le dije, viendo al techo.— la rutina es complicada.

  Le contestaba con indiferencia, estábamos en buenos términos pero no me sentia con ánimos de hacer algo más que solo pensar, es por eso que la práctica se me pasó más rápido de lo pensado, disociarme realmente servía.

[...]

La tarde lluviosa, el frío calaba mis muslos desnudos. Ser animadora era genial, pero el uniforme me hacía pasar frío cada que terminaban las prácticas.
Ésta vez solo caminaba hacia mi casa con mi paraguas, si bella no estaba, no tenía quien me llevará.

Era un camino algo largo, pero me agradaba la vista, a pesar de lo fresco que sentía el clima, pero el viento moviendo los árboles era todo un escenario a apreciar, pensaba en que tan calmado era el día para caminar a casa a pesar de la lluvia, en cuanto pudo ver un auto negro, un auto negro que reconocería en cualquier lugar.

Era el carro de Carlisle.

El claxon tocó una sola vez, yo volteando a verlo y él con esa sonrisa tan encantadora.

— No deberías ir caminando a casa con esta tormenta, Elizabeth.— mi nombre salía de sus labios como un cantico hipnotizante, guíandome a seguir su voz.

Me sentí debilitada por su tono, por su presencia y su mirada amable, que sabía que me deseaba sutilmente. Esa mirada que a los ojos humanos se vería tan inocente.

Una mirada que sabía que no era por casualidad.

— No veo otro camino a seguir para llegar mi casa, doctor Cullen.— le conteste, aún caminando y con él siguiéndome a velocidad lenta.

— Yo podría ayudarte a llegar más rápido.— dijo deteniendo su carro, al igual que yo deteniendo mi paso, mirandolo.

— No me interesa.— aumente mi paso, mostrándome sin interés.

La lluvia incrementó, fuertemente aumentó y parecía q mi paraguas no sería suficiente.

— ¿Segura?— me volvió a preguntar.

Yo volví a parar mi paso y voltee hacia él, rodando mis ojos.

— Solo es por la lluvia, doctor. — le aclaré antes de subir a su carro, sabiendo que ese era un error.

Carlisle olía como siempre, como tanto extrañaba. Casi me siento tentada a hacer más que solo sentarme y mirar al frente.

— Te llevaré a casa, Lizzy. Nada más, lo prometo.— dijo antes de arrancar y comenzar a manejar.

Mientras tanto, yo sabía que esta decisión iba afectar todo lo que había esforzado por construir.

𝗙𝗮𝗹𝗹𝗶𝗻𝗴 𝗳𝗼𝗿 𝘆𝗼𝘂 | 𝐂𝐚𝐫𝐥𝐢𝐬𝐥𝐞 𝐂𝐮𝐥𝐥𝐞𝐧 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora