Capítulo treinta y cinco

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Capítulo treinta y cinco: ¿Adrenalina o suicido?

— ¡ISABELLA!— Grité en cuanto entré a la casa.— ¿Puedes explicarme por qué no me habías dicho que casi te mata Laurent y que Victoria aún te está cazando? O más bien, a ambas.

— No quería preocuparte.

— ¿¡PREOCUPARME!? pensé que era comunicación básica decirme que casi mueres y que hay una vampiro loca tras de nosotras.

— ¿Por qué siempre te alteras? ¿Podemos hablar como personas normales?

Isabella debe estar bromeando si no entiende por qué estoy tan alterada.

No le dije nada y subí a mi habitación.
Tenía que ver a Anne, por qué mi hermana me va a sacar de quicio.
Le marcaría a la mañana siguiente.

[...]

—¿Así que hay una pelirroja loca que está buscando venganza por qué mataron a su compañero de vida?

— Sí. — dije con los pies colgando de la cama y recostada en su regazo.

— El tipo quería matarlas, no puede enojarse por qué le devolvieron la jugada.— dijo con lógica.

— Al parecer si puede.

— ¿Y aún así los Cullen las dejaron solas? ¿Después de haberlas metido en semejante cacería?— tenía una expresión de incredulidad.

— Así es. Malditos vampiros y sus embrollos locos.— escupí con rencor.

— Bueno ¿que harás hoy?— pregunto cambiando el tema.

— Nada, papá va de cacería con otros de los hombres del pueblo y Bella dijo que saldría. Aunque no sé si simplemente dejar q se vaya, casi muere cuando está sin supervisión.

— Es cierto, pero necesitas un respiro de tanto estrés familiar y sobrenatural.

— ¿Significa que no prácticas hoy?

— Así es, ya casi controlas el movimiento del agua siguiendo la física, podemos atrasar un poco el trabajar con la gravedad y fuerza.

— Yo que pensé que sería más magia que matemáticas esto.

— Bueno, es magia, pero primero hay que aprender a seguir el orden natural.

— ¿Vamos a comer hamburguesas y pastel? Ocupo mal pasarme de calorías.— propuse.

— No lo digas dos veces.

Ambas saltamos de la cama y nos subimos a su carro, en diez minutos llegamos a la cafetería donde suelo ir con mi hermana y mi papá.
Ordenamos justo lo que dije que se me antojaba y por un momento realmente me sentí en calma y pasando un buen rato. Ese era el efecto que me daba Anne, tranquilidad dentro de todo el caos.
Quizá por eso pudimos confundir las cosas, pero no quisiéramos definir algo más que amistad, o en si ¿que es la amistad? solo somos dos personas que realmente están conectadas una a la otra.

Pasamos el resto de la tarde caminando en el centro del pueblo y parecía tener un día calmado y lindo, por primera vez.

Pero eso no era posible, Jacob llamaba desde casa para que fuera con Isabella por qué al parecer casi se había ahogado.

¿Hay un solo día en que mi hermana no esté a punto de morir?

Realmente es agotador.
Ni siquiera tiene tendencias suicidas reales, no es como que quiera morir, solo es imprudente a más no poder.

Anne y yo llegamos lo más rápido posible, la camioneta de Bella apenas se iba estacionando y cuando nosotras lo hicimos y baje ví algo que me hizo tambalear por completo.

Era el carro de Carlisle.
Inconfundible, sabía que era de él.

Bella había bajado y volteó a verme, Jacob solo reafirmó que había un Cullen en la casa.
¿Sería Carlisle? ¿Realmente sería él?

No estaba lista para verlo, no podía verlo.
No, no, no, no, no, no, no, no.
¿Que haría si lo veo?
¿Que diría?
¿Me extrañaría?
Quiero vomitar.
Esto no puede pasar, no ahora.
No quiero verlo.
¿O sí?
No sé, no sé, no sé, no sé.

—¡Lizzie!— gritó Anne sacándome del trance de pánico en el que estaba.— No es él.

—¿Que?

—No es él, es su hija, Alice.

— ¿Cómo sabes?

— Solo lo sé.

— Entraré contigo, no te preocupes.— sostuvo mi mano dándome una sonrisa de aliento, intenté relajarme y aguantar las ganas de vomitar que me habían dado por la impresión.

Isabella entró primero a la casa, siendo sorprendida por quién ya sabía que estaba, Alice.
Jacob se quedó afuera, no podía violar el tratado si es que un Cullen había regresado.

Entre tomada de Anne, sentía que me desvanecía por mi cuenta todavía.

—¿Me puedes explicar cómo es que sigues viva?— le dijo Alice a mi hermana con una expresión de incredulidad.—Tuve una visión, te ví saltar de ese acantilado.

Bella la miraba sin saber que decirle.

—¿Por qué te ibas a suicidar? ¿Que hay de Charlie?— la castaña seguía en su reclamo, tenía razón pero con que derecho le reclamaba a mi hermana después de abandonarla sin decirle nada.

—No intenté matarme.— le aclaró Bella.— Solo estaba zambullendome, para divertirme.

—¿Enserio? Me dijeron que casi te ahogas.— hablé yo con sarcasmo.

Bella me miró mal.
Alice finalmente notó mi presencia y corrió a abrazarme, le correspondí pero sin soltar la mano de Anne.
Aún sentía todo irreal.
La castaña notó mi agarre con la pelinegra y me miró con un ceño fruncido.

—Deberían hablar la situación, yo saldré a tomar aire fresco.— sonreí a como pude y salí junto a Anne, no le dí tiempo a Alice de responder algo.

En cuanto salí ví a Jacob dirigirse a la puerta trasera de la casa, bastante serio.

Me tumbé en la acera con el corazón latiendo a mil por hora, aún sentía el vómito en mi garganta y estaba temblorosa.
Solo ante la idea de que podría verlo.

¿Dónde quedó el es innecesario hablar de alguien a quien no veré nunca más?

Me siento tan estúpida por sentirme así de vulnerable.

Anne se agachó a mi altura y tomo mis mejillas.

—Toma tu tiempo, son muchas emociones que manejas justo ahora, no está mal sentirse así.— sonrió cálidamente y besó mi frente.

Se sentó a un lado de mí y me abrazó.

Así pasamos unos minutos hasta que ví a Alice salir de la casa con una cara de asco.
Volteó hacia donde estábamos sentadas y se acercó frente a nosotras.

—Te extrañé.— dijo con media sonrisa.

Yo no sabía si estar molesta de que todavía diga eso o si estar feliz por qué también la había extrañado.
Así que no dije nada y ella suspiró cambiando su semblante.

—Los demás llegaran en unas dos horas, vine antes que ellos por las prisas.

Sabía que con los demás se refería a Carlisle.
Carlisle Cullen.
Quién me hace vomitar de nervios de tan solo imaginarme que pueda estar cerca.

— Estoy segura de que van a querer hablar, ya sabes que...— se interrumpió en lo que pareció ser una visión, su rostro se tensó y tuvo una expresión de horror.

Corrió a la casa y yo la seguí.

Le dijo a mi hermana que Edward iba rumbo a Italia a que lo asesinaran los Vulturi, él se va a suicidar por qué piensa que mi hermana está muerta.

𝗙𝗮𝗹𝗹𝗶𝗻𝗴 𝗳𝗼𝗿 𝘆𝗼𝘂 | 𝐂𝐚𝐫𝐥𝐢𝐬𝐥𝐞 𝐂𝐮𝐥𝐥𝐞𝐧 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora