Capítulo 44

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¿Cuánto tiempo había pasado desde que había hablado con su padre? Se había negado a volver a usar el celular siquiera para ver la hora, porque podría caer en la tentación de volver a llamar, y necesitaba ahorrar batería.

¿Cuánta pila le quedaba antes de que inminentemente el celular muriera? Su padre había dicho que lo habían rastreado, que a través de él habían conseguido su ubicación, eso significaba que por nada del mundo podía quedarse sin batería, la necesitaba.

Aunque tal vez debería llamarlo para saber cuánto le faltaba para llegar al claro que había dicho, había seguido el río por un tiempo como le habían indicado, pero no veía nada. Tal vez tuviera que despegarse un poco de la corriente de agua, pero... le daba miedo perder el caudal y no poder encontrarlo nuevamente si se separaba mucho de él.

Se detuvo un momento para apreciar el lugar, incluso dio una vuelta completa sobre su eje, pero no existía nada que pudiera servirle de indicador en caso de desear regresar al punto en el que se encontraba. Alejarse de sus pasos sería una apuesta a ciegas en caso de que quisiera volver sobre ellos.

Voces a lo lejos hicieron que se sobresaltara, había creído estar sola en ese inmenso bosque, ¡al fin alguien a quién pedir ayuda!

Sus pies se movieron por sí solos antes de que su mente pudiera ponerse en marcha, pero cuando su cerebro al fin dejó de lado la alegría el miedo volvió a tomar partida una vez más.

¿Y si no eran simples personas, y si eran amigos del monstruo? Esa idea la hizo temblar, debía alejarse de esas personas ahora mismo, debía tratar de evitarlo lo más que pudiera, ganar tiempo en lo que llegaban a rescatarla.

¿Y es que cuáles eran las posibilidades de que alguien más se hubiera perdido en el mismo lugar que ella? Era casi imposible, a menos que se encontrara en un Parque Nacional, lo cual dudaba, o su padre lo hubiera mencionado como algo importante, debía esconderse.

Temblando corrió lejos del río, debía tratar de pasar desapercibida.

Lo mejor sería guarecerse entre los gruesos troncos de los pinos, o tal vez en el medio de algún arbusto si lograba ser lo suficientemente silenciosa.

—... esa perra... cuando la encuentre...

—Ese golpe... yo si fuera tú...

Las voces se oían lejanas, apenas un eco de ellas, pero no había duda de que eran al menos tres hombres, y entre ellos se encontraba el monstruo, él no podía encontrarla, no ahora que estaba tan cerca de volver a casa.

Las ganas de encogerse y llorar la embargaron nuevamente, pero no podía ser débil, no en ese momento, tenía que luchar, tenía que mantenerse fuerte, su papá ya venía en camino.

Su papá... ese hombre a quien había creído muerto hasta hace poco tiempo, estaba vivo, realmente vivo, y ella necesitaba mantenerse en pie y lista para luchar si deseaba volver a verlo.

Tratando de ser silenciosa sacó el celular de su bolsillo y desactivo el sonido, y en su lugar lo puso en modo vibrador, nada podía delatar su ubicación, tenía que ser cuidadosa.

Lentamente lo volvió a guardar en el fondo de su bolsillo y palpó el arma entre su cadera y el pantalón, ¿sería capaz de usarla en caso de ser necesario? La respuesta acudió rápido a su mente, sí.

Esos hombres no le deseaban nada bueno, en especial Sullivan quien había intentado sellar su destino, ellos harían lo que fuera por capturarla, por llevarla a ese horrible lugar del cual había hablado el ex empleado de su padre, ella no se tentaría el corazón si necesitaba actuar, ellos tampoco lo harían después de todo.

Mi pequeña princesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora