En esos momentos se encontraban rumbo a casa, la mañana había sido... caótica, sí, esa era una buena palabra para describirla. Había descubierto que su abuelo y su padre apenas y podían convivir un par de minutos sin comenzar a discutir, lo hacían hasta por las cosas mas tontas, como su desayuno.Y lo peor había llegado cuando Eliot había descubierto que Apolo se había hecho del baño en su alfombra preferida, y eso fue definitivo para tomar la decisión de que el perro estaba vetado de su piso, no quería volver a verlo en él.
Darrel había ido por ellos y no supo interpretar su rostro serio, aunque a decir verdad él siempre mantenía una postura sería, más incluso que Sullivan, que era de los cuatro hombres con el que menos convivía.
¿Maximus habría regañado a su jefe de seguridad por su desaparición?, tal vez no... o tal vez sí, lo más seguro era que sí, así que esa sería una buena razón para que ese hombre estuviera furioso con ella, y si él lo estaba eso significaba que... Bastian estaría más que enojado.
—Papi... –cuando tuvo los oscuros y profundos ojos de Max sobre ella continuó—. ¿Regañaste mucho a Bastian por lo sucedido?
Supo que el pelinegro no esperaba esa pregunta pues lo vio fruncir levemente el ceño antes de responder.
—Le llamé la atención a todos Alina, pero sí, principalmente a Bastian porque era él quien se encargaba de tu cuidado ese día, por qué la pregunta ratoncita.
—Es que... él me va a odiar Max.
No siempre le salía decirle papi, o papá, solo lo llamaba así cuando sentía que era correcto, aún no se acostumbraba del todo a esas palabras, ni a los cambios que estaban ocurriendo en su vida sin descanso.
—¿Por qué te odiaría cariño?, él sabe que no hizo bien su trabajo y que por ello fue el regaño, estoy seguro que ni siquiera está molesto contigo ratoncita.
—Pero...
—Anda, será mejor que le preguntes tú misma para que lo compruebes.
Habían llegado. Por unos segundos no se atrevió a salir del coche, estaba paralizada, pero cuando la puerta fue abierta por Darrel no le quedó más remedio que bajar, cuando miró hacía atrás para extender su mano hacía Maximus él seguía en el coche, contemplándola desde dentro.
—Max...
—Estoy seguro que Bastian no muerde cariño, puedes hacerlo.
Insegura volvió su vista al frente donde ya se encontraban los tres miembros restantes del equipo de seguridad, se hallaban en la entrada de la casa, esperando.
Tomando una honda respiración Alina caminó hacía el frente, podía hacerlo, solo era Bas, al que ya conocía, él no le haría nada, podía disculparse.
El sonido de una puerta cerrándose a sus espaldas la hizo detenerse y voltear a ver, Maximus había bajado del coche y ahora caminaba hacía ella. Y entonces le sonrió, y ella le devolvió la sonrisa, porque entendió que él estaría a su lado siempre, apoyándola, cuidándola, pero había cosas que debía comenzar a hacer por sí misma.
Más segura terminó de subir los escalones que la separaban de los demás hombres, y asintió ante cada uno a modo de saludo, pero se detuvo frente a Bastian, le debía una disculpa por los problemas que le había causado sin querer.
—Bas... –el aludido tan solo levantó una de sus castañas cejas, pero no dijo nada, y eso la hizo sentir nerviosa—. Yo... quería disculparme contigo, sé que te ocasione muchos problemas, y esa no era mi intención... yo...
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Mi pequeña princesa
RandomUn hombre que lo tiene todo en la vida, viajes, mujeres y una cuenta corriente de miles de millones de dólares, pero siente que algo le falta, algo que el dinero no puede comprar realmente. Ella, una niña que ha tenido que convertirse en adulta dem...