Capítulo 2

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El día escolar había terminado bien para Alina, la maestras de ciencias no había llegado así que pudo aprovechar a dormir un poco más y recuperar fuerzas, ahora, con las pilas recargadas podía dedicarse a buscar trabajo.

Necesitaba conseguir algo rápido y que pagarán bien, ya que la poca comida que había en la casa no alcanzaría para muchos días, y aún tenía que pagar la luz y el agua, ya que el gas era de algo que por el momento podían prescindir.

Se estaba encaminando hacía la salida cuando escucho a sus compañeras chillar de emoción, iba a seguir su camino cuando tres palabras llamaron su atención "hombre mayor" y "apuesto", seguramente se encontrarían hablando del extraño con el que había chocado. Discretamente llevada por la curiosidad se acercó hacía ellas y simuló buscar algo en su mochila.

—Te lo digo yo Samantha, ese hombre está forrado en plata como para no tener que trabajar en su vida. Estoy segura de que es Maximus Dragomir, uno de los empresarios más importantes a nivel mundial.

—¿Y tú como sabes eso?, no me digas que sueñas casarte con él Aranxa.

—Se vale soñar tonta. Lo que importa es que lo sé, además es su empresa la que se encuentra otorgando las becas, en total son diez, una por cada escuela seleccionada.

Sin querer escuchar más Alina cerró su mochila y se encaminó hacía el local de Darius, un hombre que se podría decir hacía actos de caridad con las personas que lo necesitaban.

Así que era un hombre importante, bueno eso no la impresionaba del todo, debió suponerlo desde que vio su traje caro y seguramente a medida, además de que todo en ese hombre gritaba poder y dinero. Lo único que lamentaba era que esa beca que tan generosamente estaban ofreciendo no fuera a ser para ella ni en un millón de años luz, su promedio era demasiado bajo, ella era demasiado tonta.

Las calles cada vez iban tomando un mejor aspecto, las paredes dejaron de estar pintadas de grafitos para ser pulidas y adornadas por una que otra planta a sus pies, las aceras eran lisas, y las calles limpias, y ni hablar de los coches, nuevos y de año. Era como si de pronto hubiera entrado a otra realidad, y es que en parte así era, se estaba aproximando a una de las zonas afluentes de la ciudad.

Solo una cuadra y habría llegado al local de Darius, a decir verdad, no sabía a ciencia cierta a qué se dedicaba ese hombre, y no era que le importará mucho en verdad, después de todo le había ofrecido un trabajo honesto y bien pagado.

Tan pronto estuvo a unos pasos de la entrada trasera del local se congeló en su lugar, en la puerta había dos hombres de aspecto intimidante, ambos eran altos, de hombros anchos y cuerpos fornidos, además de que uno de ellos llevaba unos enormes tatuajes en uno de sus brazos, ¿qué hacían esos hombres ahí?, ¿era buena idea buscar a Darius en ese momento?

Alina se quedó meditando sus opciones, después de todo había hecho un viaje un poco largo para llegar hasta ahí, y sus pies le dolían como para tener que volver a casa sin nada, pero por otro lado, esos hombres eran intimidantes, y ella estaba sola y no tenía la fuerza para enfrentarlos. Lo mejor sería irse.

—Pero qué tenemos aquí Dean, ve está linda preciosura que ha traído el viento.

Asustada Alina alzó la mirada para descubrir con horror que ambos hombres se encontraban a escasos pasos de ella y la miraban fijamente.

—¿Qué paso gatita, te has perdido acaso?, una niña pequeña como tú no debería de estar en estos lugares.

El cuerpo entero de la castaña comenzó a temblar de miedo, ¿qué podrían hacerle esos dos cavernícolas estando ella sola?

Mi pequeña princesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora