Furioso, ese era el sentimiento que mejor describía como se sentía en esos momentos.Parecía que ese día el universo mismo se había puesto de acuerdo para que sucediera cualquier cosa que retara su paciencia.
A primera hora había tenido que conectarse a una reunión que no había podido cancelar su secretaria y había pasado a videoconferencia, después su padre, quien había llamado gritándole por la grandísima estupidez que había hecho de adoptar a una chiquilla oportunista que obviamente haría cualquier cosa por meterse entre sus sabanas y después por los ojos–palabras explícitas de su padre–, y finalmente, el intento de escape por parte de Alina.
Dejó de lado los correos que estaba revisando en su celular y se llevó una mano al puente de la nariz.
—Señor ha surgido algo más.
Maximus volteó a ver amenazantemente a su jefe de seguridad, ¿y ahora que carajos había sucedido?
Le dio puntos al hombre frente a él de no amedrentarse bajo el escrutinio de su mirada, a decir verdad, Darrel era el mejor jefe de seguridad que había tenido, nunca fallaba en ninguna de sus labores, y era leal a él como el demonio.
—Parece que la señorita Dragomir ha tenido un incidente con Ares.
Eso sí que logró despertar la curiosidad e incertidumbre en el pelinegro. No es que su perro fuera un can peligroso, pero el condenado si que tenía su temperamento y no le gustaban precisamente los extraños.
—¡Carajo!, solo esto faltaba. Qué ha ocurrido Darrel.
—Ares escapó mientras Basil lo preparaba para darle un baño, al parecer la señorita Alina se topó con él antes de que cualquiera de los chicos pudiera evitarlo. Ella se encuentra bien, solo ha sufrido un desmayó producido por la situación de estrés.
Maximus recordó lo que horas antes le había comentado su chiquilla con respecto a las situaciones de estrés. No era de extrañarse que se hubiera desmayado, Ares era una bestia para cualquier que no lo conociera, tendría que hacer algo con respecto a esos dos.
—A la casa Darrel.
Sabía que no le iba a gustar en nada a su padre que cancelara de última hora la reunión que tenían programada, pero le importaba poco, después de la forma en que había llamado a Alina dudaba que lo fuera a ver pronto.
—Claro señor.
Despegando la mirada del camino buscó entre sus contactos el número privado de su padre y tras un suspiro lo marcó. Esa no sería una llamada nada agradable.
—¿Qué sucede Maximus?, aún falta media hora para que nos veamos.
—Temo que no podré verte hoy padre, Alina ha tenido un accidente y debo ir a ver como se encuentra.
Del otro lado de la línea pudo escuchar un fuerte resoplido que solo hizo que rodara los ojos.
—Así que ahora esa arrabalera es más importante que la reunión que teníamos programada desde hace semanas, no me lo puedo creer.
Ese tono condescendiente hizo enfurecer al pelinegro. Sabía que su padre solo estaba buscando cualquier excusa para insultar a su chiquilla, y eso no pensaba permitirlo.
—La salud de ella es mucho más importante de lo que puede ser una estúpida reunión contigo, estas en lo correcto.
—Maximus Dragomir soy tu padre, no tienes ningún derecho a faltarme el respeto, así que mide tus palabras.
—Si deseas que yo respete el como te hablo te pido hagas lo mismo con Alina, ella ahora es una Dragomir también, padre.
—¡¿Le has dado nuestro apellido, cómo has podido Maximus?!
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Mi pequeña princesa
RandomUn hombre que lo tiene todo en la vida, viajes, mujeres y una cuenta corriente de miles de millones de dólares, pero siente que algo le falta, algo que el dinero no puede comprar realmente. Ella, una niña que ha tenido que convertirse en adulta dem...