|Capítulo 4|

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Bruno

-Necesito decirles algo- hablé en un susurro, mirando a mis hermanos.

-¿Qué pasa?- preguntó Dante, sin apartar la mirada de la hermosa doctora frente a nosotros.

-Es sobre la doctora- enseguida nombré eso, ambos me miraron- Un poco más y se les sale el cuello del lugar- comenté, divertido.

-Deja tus estupideces de lado y habla- dijo Lucca, en un bufido.

Miré a mi padre y este ya se encontraba mirándome, le hice una seña de que iba a salir y él asintió.

-Síganme- dije dirigiéndome a mis hermanos. Me levanté de donde estaba sentado y me dirigí hacia afuera, cuando mis hermanos salieron, cerré la puerta y me recosté en la pared.

-¿Y bien?- preguntó Dante, impaciente.

-Hace una hora, cuando fui a comprarle el té a mamá para que se tranquilice, me cruce a la doctora en la cafetería, Dulce Paladar. Ella iba saliendo del baño y sin querer derramó su café encima de mí saco al momento de chocarnos, fue por eso que me había quitado el saco. Le ofrecí comprarle el café que había derramado y me dijo que no, que tenía que trabajar y no tenía tiempo- dije mirándolos, a ambos.

<<Me ofreció demasiado dinero para poder comprar una camisa nueva, me negué. Siguió insistiendo y me agaché a su altura para aclararle que no necesitaba el jodido dinero. Me preguntó si yo pensaba que ella era enana, me preguntó eso al ver que me agaché a su altura, le respondí que no lo pensaba, que lo era. Se enojó y me pisó el pie, por eso vine rengando todo el camino, dije mierda en italiano, ella se acercó a mí y me susurró... Non dovresti giurare, bel ragazzo, en un perfecto italiano>>.

Esperaba una reacción diferente por parte de ellos, en cambio, se miraron y estallaron en sonoras carcajadas.

-¿En serio te pisó el pie?- dijo Dante, soltando carcajadas sonoras.

-De todo lo que dije... ¿Solo escucharon eso?- pregunté con la mandíbula tensa.

-No te enojes- habló Lucca cuando calmó su risa.

-Es hermosa- dije cerrando los ojos, recordando como me habló en un perfecto italiano.

De solo recordarlo ya tengo una jodida erección.

-Joder, las piernas que tiene y ese hermoso culo- dijo Dante, mordiendo su labio inferior.

-¿En serio... su culo?- dijo Lucaa, provocando que lo miremos con el ceño fruncido- ¿Acaso no vieron la manera en la que camina?. Moviendo sus caderas de un lado a otro de una forma sensual. Su aura es tan caliente y a la misma vez tan elegante- dijo cerrando, suspirando.

-Tenemos que conocerla, ella será nuestra mujer- dijimos todos a la misma vez.

-¿Creen qué quiera conocernos?... No creo que le agrade la idea de una relación poligamia- dije con mis labios fruncidos.

-Siempre hay una primera vez para todo- dijo mi hermano mayor, Dante, encogiéndose de hombros.

-Hay que buscar la manera de que salga con nosotros y más adelante contarle sobre esto del poliamor- dijo Lucca, él hermano del medio.

-¿Y si pasa lo de la última vez?- pregunté yo, él menor.

-Eso no era amor, Bruno- gruñó Dante- Creímos estar enamorados pero no lo estábamos.

-Es mejor dejar ese tema de lado- dijo Lucca, tenso.

-Mejor vamos a ver si ya terminó de cocer la herida de mamá...- propusé.

Lea [EN PROCESO Y EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora